Leí el artículo del señor Alejandro Cubero publicado en el suplemento "Económico" de este diario el 15 de febrero. Coincido totalmente con los datos aportados y la conclusión de que en Argentina pagamos mucho más caro que en Europa, por lo menos con respecto a países como España e Italia, todo lo que consumimos.

Me parece correcto tomar como unidad de medida las horas de trabajo que debemos invertir para acceder a los productos. Con lo que no coincido es con lo que dice del proteccionismo argentino. Para mí el problema es que la mayoría de las empresas es de origen extranjero y por ende, para que su actividad les rinda, deben tener precios dolarizados o euroizados ya que deben transferir a sus casas centrales.

El señor Cubero habla de competencia como si ésta fuera la solución al problema. Los productos de la marca de bebidas gaseosas más importante del mundo requieren en la Argentina muchas pero muchas más horas de trabajo que, por ejemplo, en España. Y éste es un rubro en el que hay bastante competencia.

El problema es que los supuestos competidores a veces se ponen de acuerdo, como es el caso del GNC en nuestra zona. Decía el presidente de la Cámara de Estaciones de GNC de la zona: "Acá es más caro porque atendemos menos autos por estación que en Buenos Aires y por lo tanto los gastos fijos inciden más". Cuando se descubrió que las estaciones de acá atendían más vehículos que las de Buenos Aires, entonces dijo que el precio era más caro aquí porque había mayor demanda.

Lo que ocurre es que en aras de obtener ganancias hasta las empresas que dicen tener aprecio por usted no tiene miramientos al momento de aplicar sus precios. El de los trabajadores asalariados es uno de los pocos sectores que no pueden poner libremente el precio a la venta de su fuerza de trabajo: cuando recurre a medidas de fuerza para obtener mejoras, es ampliamente cuestionado.

Rubén Visnevetsky

DNI 11.531.488

Cipolletti