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"Fui por un programa y encontré otro"

Viajé a Cutral Co para ver el plan preventivo del juego que se anunciaba con bombos y platillos. Me imaginé además algún seminario o curso a fin de plasmar herramientas para poder combatir el flagelo del juego compulsivo.

¿Con qué me encontré? Con un escenario que pasaba música fuerte, que en determinado momento llevaba espectáculos (no me meto en el análisis de si buenos o malos), se ofrecían juegos para los más pequeños, payasos con zancos que regalaban globos y algunos, hasta golosinas. Una mesa que entregaba jugos o gaseosas y, junto a ellos, un folleto. Y al lado del escenario, una pantalla de proyecciones que pasaba imágenes, con algunos textos, de un evento similar en Neuquén capital, en el monumento, con reparto de folletos y una charla, con muy pocas personas y sin detallar en dónde se desarrolló.

Los textos reiteraban que el juego es vital en el desarrollo de los niños y que es bueno, pero que puede volverse un problema. Pero teóricamente venía agarrado de los pelos y con bastante ignorancia de la verdadera función del juego en la infancia.

Salvo el decir, por parte del locutor, que todo estaba enmarcado dentro de un programa, nadie más dijo nada acerca del juego salvo el ministro Tobares, si bien no dijo nada técnico y, en términos concretos respecto de la problemática, pueden contarse algunos errores. Esto lo hizo al momento en que subieron otros supuestos actores de la jornada. Y allí también, ¡oh sorpresa!, se dijo que estaba organizado por la Dirección de Cultura, empresas y la sala de juego...

Entonces uno se pregunta: ¿quién gasta más plata en esto?, ¿el gobierno o los casinos? Porque, en todo caso, deberían ser los casinos los que gasten en reparar lo que ellos producen. Es cierto que producen el daño con la complicidad de los gobiernos, pero si paga el gobierno, pagamos todos, y en el caso concreto de los casinos son sólo ellos los que ganan. Ganan sin gastos y exportan la totalidad de las ganancias.

En algún momento, entre las diapositivas, se deslizaron algunas sobre un encuentro de tecnologías de máquinas tragamonedas. Lo único que faltaba en la fiesta era algo que alguna vez vi en Bariloche, que el casino llevara una máquina tragamonedas para que jugaran los niños "gratuitamente". No hay que olvidarse de que son futuros "clientes".

Bueno, en pocas palabras, fui interesado en un programa de promoción y orientación hacia el juego responsable y me encontré con otra cosa. Por allí, la comunidad debería ponerse a trabajar en una campaña de prevención contra el juego compulsivo.

Una campaña real también necesita de restricción horaria a los casinos y un montón de otras medidas "que también limiten el tráfico de la droga" y no sólo le echen la culpa al "adicto".

Jorge Carri

Jefe del Servicio de Salud Mental del

Hospital Neuquén, organizador del

grupo Jugadores Anónimos Neuquén y

profesor de Psicología Social de la UNC



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