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"Causa escozor que sigamos lamentando víctimas en la Ruta 22" | ||
A partir del accidente ocurrido en enero en el que fallecieron dos personas y resultaron heridas de gravedad otras dos, nuevamente se puso en el centro de la escena la discusión sobre la Ruta 22, su peligrosidad y las acciones que las autoridades deberían implementar. Estamos acostumbrándonos a las soluciones grandilocuentes y a los megaanuncios que de un plumazo prometen librarnos de nuestros males y dejando de lado la aplicación de la racionalidad y el sentido común. Causa escozor que sigamos lamentando víctimas en la 22. Bicicletas, motos, cargas irregulares, bines que caen en la calzada, camiones que pierden ruedas, vehículos sin luces y una innumerable lista de factores que causan tragedias (porque no son accidentes sino consecuencias lógicas del estado de las cosas) son más o menos fácilmente evitables sin que se necesite una enorme erogación de recursos. Propongo una medida de cortísimo y una de mediano plazo para empezar a frenar el crecimiento de la lista negra: control vehicular y asfaltado de las banquinas. Sobre la última idea escribí en otra oportunidad y creo que es una medida con una excelente relación de costo-beneficio. Los gastos serían despreciables ante otras alternativas que se barajan y el tiempo de ejecución, mínimo, ya que las obras podrían realizarse rápidamente y sin limitar ostensiblemente la circulación. En tanto, los beneficios serían concretos: mejoraría la fluidez en la circulación porque los vehículos de transporte de pasajeros podrían realizar las maniobras de frenado en la banquina sin entorpecer la marcha de quienes vienen detrás. Lo mismo sería válido para cualquier vehículo que tuviera que entrar a una chacra o camino secundario y para los que se incorporaran al tránsito, que podrían tomar una prudente velocidad en la banquina antes de sumarse a la carretera. De este modo, además, se facilitaría la circulación de bicicletas y ciclomotores; este tipo de vehículos, que debería hacerlo por la banquina, circula por la cinta asfáltica ya que por allí el viaje es mucho más rápido y estable, aunque muchísimo más inseguro. También se ofrecería una alternativa ante una emergencia, porque no son pocos los accidentes entre vehículos cuyos conductores se cruzan de carril cuando, después de haberse desviado (accidentalmente o no) hacia la banquina y en su intento de volver a la cinta asfáltica, son traicionados por el cambio de superficie y bruscamente salen despedidos hacia el centro de la ruta, lo que da lugar a colisiones frontales. Con respecto al control vehicular, solamente exijo la aplicación de las leyes vigentes que, aunque estén en desuso en áreas urbanas o rutas secundarias, deben aplicarse con corrección en una ruta nacional. No tengo la estadística, pero creo que no son mayoría los vehículos y sus respectivos conductores que cumplen con la normativa vigente más importante: registro de conductor, seguro obligatorio, verificación técnica vehicular (luces y frenos), luces encendidas, casco, velocidad máxima, cargas correctamente atadas y otras cuestiones que no son más que la aplicación del sentido común. Es cierto que el policía de la Caminera que va a su trabajo en una moto sin papeles y sin casco poca voluntad propia tendrá para controlar eficientemente el cumplimiento de las disposiciones vigentes. Evidentemente, tampoco sus superiores se lo exigen y no es raro que se dediquen a frenar 4x4 último modelo o a mujeres atractivas al volante solamente para su gratificación visual. A diario vemos este tipo de infracciones; están documentadas con fotos y nadie parece hacerse cargo. Es necesario insistir sobre el concepto de que en ningún otro momento de nuestra vida estamos tan cerca de la muerte como cuando circulamos por una ruta; sin embargo, pasivamente contemplamos la incesante incorporación de nuevos nombres a la trágica lista. Juan Pablo Serra, DNI 24.136.111 - Roca |
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