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"Araucarias, patrimonio de la humanidad"

La araucaria o pehuén (Araucaria araucana) es un árbol de la cordillera neuquina, a tal punto que su estilizada figura se reproduce en el centro de la bandera y el escudo de esta provincia.

Según Javier Sanguinetti, biólogo del Parque Nacional Lanín, "formaban parte del paisaje de Sudamérica antes del origen de las plantas con flores, antes de los dinosaurios y antes de que el continente se separara de la Antártida y de Australia".

La provincia del Neuquén comparte con la vecina región de la Araucanía, en suelo chileno, el privilegio de poseer bosques de esta planta milenaria, lo que atrae anualmente a miles de turistas provenientes de los más remotos países del planeta interesados en contemplar su singular belleza. Por eso no es de extrañar que tanto las organizaciones ecologistas internacionales como la Dirección de Parques Nacionales, los señores legisladores y hasta la misma provincia se hayan preocupado por crear reservas ecológicas y dictar normas proteccionistas con el propósito de preservar esta emblemática especie.

Sin embargo, en los últimos años estas mismas organizaciones, no pocos investigadores y hasta simples personas preocupadas por la naturaleza han llamado la atención por el aparente deterioro del bosque nativo denunciando una supuesta falta de cuidado por parte de quienes tienen el deber de protegerlo.

Un creciente y descontrolado sobrepastoreo, una liberada invasión de industrias madereras, turísticas y mineras, con las consiguientes vías de comunicación que impactan y contaminan los ecosistemas, y la introducción de especies vegetales invasivas, económicamente más rentables, estarían signando el futuro de las araucarias. El empobrecimiento del suelo y la presencia de plagas antes desconocidas en estos ámbitos (verbigracia, Huequenia livida) estarían provocando la lenta pero inexorable extinción de los bosques de araucarias.

Sería por lo menos irresponsable la actitud de aquellos que, conociendo el problema, pretenden minimizarlo u ocultarlo, ridiculizando o desprestigiando a quienes con nobles intereses lo exponen ante la sociedad con el propósito de impulsar una toma de conciencia que dé lugar a alternativas al triste final que se avizora para las araucarias.

Las normas legales proteccionistas están aprobadas y promulgadas, han sido rubricados acuerdos internacionales y se delimitaron y pusieron a resguardo áreas protegidas. Pero todas estas medidas aparecen como insuficientes frente al avance de lo que el ser humano ha dado en llamar "civilización y progreso".

Y el anciano aborigen ve caer el símbolo de su tierra, el legendario "pehuén", sin entender bien por qué ni para qué.

¿Es lógico el avance de la "civilización", valiéndose del atropello y la destrucción de bellezas naturales o bienes culturales, que fueron declarados "patrimonio de la humanidad"?

Francisco Romero

DNI 7.983.817

Zapala



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