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"Es saludable que no haya interés en ingresar a la Policía"

Rara vez las noticias policiales son lo que la gente llama "buenas noticias". Sin embargo, domingos atrás "Río Negro" publicó una que, si no es buena, al menos deja un mensaje muy alentador.

Dicen que son cada vez menos los jóvenes neuquinos interesados en ingresar a la Policía de la provincia y que ese interés viene en caída libre desde el 2002. Ojalá jamás se detenga y llegue el momento en que nadie quiera meterse allí y los que ya están adentro decidan abandonar la fuerza, una de las instituciones más sospechadas de nuestra sociedad.

Hablan de "filtrar bien los ingresos para que los nuevos policías no le den mala imagen" a la organización. Tarde se lo han propuesto me parece, ya que la Policía neuquina -a menos que se la compare con calamidades tales como la rionegrina o la bonaerense- peor imagen que la que tiene no podría tener.

Es saludable que los muchachos no tengan interés en ingresar a un sistema verticalista conducido por gente que, por ejemplo, fue descubierta robando ropa de una tienda del Bajo (un comisario de la 2º), fue cómplice del saqueo de la municipalidad de Centenario (el jefe de la 5º durante la gestión municipal Castillo) o ha sido severamente cuestionada por un desfalco con el reparto de lo que la Policía cobra en concepto de "servicios adicionales".

Admito que es para mí una novedad que la falta de estudios secundarios completos constituya un obstáculo para permanecer en la Policía del Neuquén: a juzgar por lo que se ve de los oficiales, suboficiales y agentes de dicha fuerza de seguridad, yo hubiera dicho que ni la primaria exigían para incorporarlos.

Pero no; seguramente la culpa es de los docentes que no enseñan y aun los graduados en las escuelas medias salen mal aprendidos (debe ser por eso que los canas están siempre listos para darles palos a los maestros). Pero no es el caso poner el acento en las cuestiones negativas sino en congratularnos ¡al fin! por una buena nueva: hay cada vez menos neuquinos con ganas de meterse en la Policía de Poblete, en la Policía de aquel que le disparó a la cara a un periodista en la inauguración del Hospital Heller, en la Policía que atacó salvajemente a Pedro Alvial o en la misma cuya Despo apuntó a la cabeza de un militante antipeaje en la Ruta 7. O en la Policía que mató a Teresa Rodríguez. O en la que con sus proverbiales impericia e ineptitud garantizó la impunidad del asesinato de Susana Ruminot.

En fin: hablamos de la misma Policía incapaz de prevenir/evitar el más anunciado de los cortes de ruta y, en cambio, siempre presta a reprimir a gas y plomo la protesta social criminalizada por el poder político de turno. Es digno de festejo que haya cada vez menos gente interesada en meterse allí.

Dios quiera que quienes deciden no pedirle al Estado que les dé un salario para no morirse de hambre y un arma para defenderse no se la procuren por su cuenta para salir a robar para llevar el pan a sus hogares. Antes, un mundo hostil pero también lleno de oportunidades los espera, sin disfraz uniforme, pensando libremente y creyendo que es posible amar y aprender en vez de esconderse bajo la gorra o el casco, detrás del escudo y los lanzagranadas, y salir a lastimar y matar.

Es probable que mi ilusión abolicionista, que mi idea de un mundo sin autómatas y con más seres humanos, racionales, sin armas y con recursos valiosísimos como los de los presupuestos de las fuerzas armadas y de seguridad destinados a la salud, a la educación y a, en fin, una vida digna para todos, sea una quimera. Pero por algo se empieza.

Gracias, "Río Negro", por la buena noticia.

Eduardo Luis Serralunga, DNI 17.837.842

latrastienda@hotmail.com

Centenario



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