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"El golpe de muerte"

Una buena estrategia, para clavarle una estaca de madera en el pecho a Drácula y eliminarlo de una vez y para siempre, es vestirse con sus ropas, es decir, mimetizarse en su propio hábitat.

Este ardid también funcionó para destruir la formidable transformación social que hiciesen en beneficio de los más humildes Juan y Eva Perón. Nada mejor que disfrazarse de peronista para asestarle la puñalada trapera, directa al corazón del peronismo. Precisamente al movimiento sindical que creara el general y cuya preservación tanto nos recomendara Evita.

Siempre supimos que la hermosa casa de la calle Azopardo atesoraba la unidad, esa fuerza vital que nos garantizaba mantener las conquistas sociales.

La primera estocada de los disfrazados fue la muerte de Rucci (José Ignacio para los compañeros), después vino el tiempo de desarmar la militancia de base, asociados esta vez con los de verde, mientras se aseguraban el acopio de las finanzas imprescindibles para financiar el crimen y asegurarse una buena subsistencia. Luego la izquierda light de Alfonsín, al que le hicieron un monumento, para pagarle el burdo intento de Mucci, "el que nos quiso desconectar el respirador" y se quemó los dedos con el enchufe.

Se aletargaron, renovaron los trajes, se mostraron genuflexos y los hijos de Braden (la alianza) prepararon el desbarranque económico, que posibilitaría la maxidevaluación que les arrebató dos tercios de sus salarios a los trabajadores. Y de paso cañazo, convirtieron a Menem en demonio. Esta tarea sucia se pagó con un hermoso "plan trabajar" (Mercosur), para el huidizo Chacho Álvarez y con la virtual Secretaría de Comunicación que hoy ostenta Página 12.

Finalmente la Justicia, a quien el matrimonio real le monitorea todos sus movimientos y signos vitales, de la misma manera que se controla a los astronautas. Finalmente actuaron y nos partió el corazón al medio, como la manzanita de Sofovich y la mitad más grande será para la CTA. Luego vendrá el CTB y el CTC (adivinen qué quieren decir la B y la C). En el futuro, en aras de evitarles molestias a los trabajadores, el delegado de base será el atildado y eficiente jefe de personal.

Es hora de festejar, Néstor, Cristina, Yasky, Mucci, Bonasso y otros descorcharán un buen frizante, pero ¡cuidado! pueden volver los peronistas.

 

Jorge Fernández Edelman

DNI 8.371.264

Neuquén



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