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La industria editorial publicó 20.000 libros de novedades en el 2007
Crecen posibilidades de colocar en el exterior obras de autores nacionales.
La falsificación siguió estando muy activa y provocó pérdidas millonarias.

BUENOS AIRES.- Un relevamiento efectuado por la Fundación “El Libro” y la Universidad de San Andrés entre mil personas de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires reveló, a principios de año, que el 43% leía entre uno y cinco ejemplares por año, el 30%, de seis a diez y el 25%, más de diez. Entre las motivaciones para hacerlo en primer término figuró el placer, seguido por el estudio-formación, la información y el trabajo.
La industria tuvo mayores posibilidades de colocar obras de autores nacionales, ofrecerlas traducidas o vender los derechos. Los títulos en castellano representaron el 97% de la producción y los tres escritores compatriotas aquí preferidos, de acuerdo con la encuesta encargada por la Secretaría de Medios de Comunicación de la Presidencia de la Nación al Centro de Estudios de la Opinión Pública (Ceop) y realizada en noviembre del 2006 eran Jorge Luis Borges y su “El Aleph”, Ernesto Sábato con “El túnel” y Julio Cortázar con “Rayuela”.
Sin embargo, la actividad debió afrontar mayores costos. En la Cámara Argentina del Libro (CAL), que nuclea a 450 pequeñas y medianas empresas, comprobaron que antes del ajuste cambiario del 2002, por ejemplo, el papel representaba el 30% del costo y el año pasado, casi el 60%, aparte de pagar por el mismo el Impuesto al Valor Agregado (IVA), sin posibilidad de recuperarlo, en tanto el libro sí estaba exento del gravamen.
Aunque reconoció la existencia de insumos que son más caros que en otros países, el argentino Néstor García Canclini, profesor e investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana de México y especialista en culturas urbanas y sociedades mediáticas, destacó el año pasado que en algunos aspectos la producción local es más barata, “sobre todo en lo que tiene que ver con la producción intelectual y los salarios de los autores, de los traductores y del personal de las editoriales”, detalló. Quien está radicado en la nación azteca desde 1976 admitió que “todavía tenemos una posibilidad competitiva bastante buena que deberíamos explotar mejor: habría que apostar más a los recursos editoriales y académicos. Tenemos un personal desocupado y subocupado de alto nivel para la producción editorial en la Argentina, más que en cualquier otro país latinoamericano, y eso permitiría, como sucedió en épocas anteriores, traducir libros con alta calidad, que es una deficiencia importante en las editoriales españolas”.
En la CAL aún no difundieron las estadísticas del 2007, pero dejaron trascender que se recuperó lo perdido con la crisis y que la cantidad de novedades publicadas se acercó a 20.000, después de las 19.426 del 2006 (ver infografía). En este último año se imprimieron casi 85 millones de ejemplares, un record histórico, de los cuales 68,5 millones fueron precisamente novedades y 16,5 millones, reimpresiones.
La tirada promedio por título aumentó a 3.761 ejemplares, por debajo del “techo” de 5.640 alcanzado en el 2000. Las temáticas que prevalecieron fueron ficción (10%), educación (9,6%), derecho (6%), literatura infantil y juvenil (5,6%) y poesía (4,84%).
El 84% de los libros fue lanzado al mercado por editoriales –el 64% instalado en la ciudad de Buenos Aires–; el 6%, por los autores y el resto, por instituciones educativas –incluyendo universidades– y no educativas, organismos oficiales y empresas.
En el 2006 –en promedio– los mayores de 50 años leyeron 5,7 libros, los de 35 a 49, 4,7; los de 18 a 34, 4,4 y los de 12 a 17, 3,9. El 96% de los títulos se publicó en papel y entre los formatos alternativos figuraron los CD-rom (51%), internet (17%), e-book (8,7%) y DVD (6%).
Por entonces ya se había superado la recesión que había habido en materia de consumos culturales entre fines de la década pasada y principios de la actual. La lectura creció el 19% en el período 2004-2006 (del 46,4 al 55,2%) –más la de las mujeres que la de los hombres– y por lo tanto también el promedio de libros leídos, como determinó la citada encuesta oficial. Quedaron aparentemente atrás ciertos pronósticos sobre la progresiva desaparición del libro impreso y editado en papel, pese a la multiplicación de los blogs, la facilidad para cruzar links, las bibliotecas on-line, la disponibilidad de información y las facilidades para la comunicación interpersonal.
Acerca del desplazamiento de las publicaciones en papel hacia los medios electrónicos, García Canclini observó que “hay miles de ciudades en América Latina a las que no llegan diarios ni tienen librerías, que tienen pocas bibliotecas y, sin embargo, todas tienen cibercafés. (...) El acceso a la escritura y la lectura pasa cada vez más masivamente y con mayores facilidades por los medios digitales”. Por eso dedujo que “mientras distintos actores (beneficiados por la circulación mercantil de los productos culturales) catalogan la circulación de obras en internet como actos ilegales o de piratería, el mercado editorial va a terminar sufriendo las mismas mutaciones que el campo musical”.
A las 20 del 21 de febrero pasado –seis meses después de la publicación del original en inglés y simultáneamente con el resto de América Latina, España y Estados Unidos– la editorial Salandra concretó el lanzamiento de “Harry Potter y las reliquias de la muerte”. De la séptima y última entrega de la saga escrita por la inglesa Joanne Rowling se editaron en castellano 1,5 millones de ejemplares, de los cuales se comentó que 180.000 se destinaban a la Argentina, donde cuando un título vende más de 8.000 se considera “best seller”. Esto ocurrió casi simultáneamente con la presentación del galés Ken Follet, a dieciocho años de consagrarse con la novela “Los pilares de la tierra” (vendió 90 millones de ejemplares), con la secuela “Un mundo sin fin”, de 1.179 páginas, que algunos imaginaron podría superar en ventas las aventuras del citado mago.
Los ingresos por exportaciones habrían superado en el 2006 los 45 millones de dólares y los envíos fueron destinados principalmente a naciones de América Latina y España. Sin embargo, García Canclini planteó que tanto en la Argentina como en México hubo “una visión miope de las posibilidades de producción y exportación de libros y de la capacidad de generación de empleos en el sector”, debido a que “las acciones de fomento a la industria editorial han sido bastante erráticas, incompletas, sin una visión integral”. De cualquier manera, reconoció “acciones muy valiosas como la Feria del Libro en la Argentina o las de México”, por facilitar los intercambios entre editores y las ventas al extranjero.
Leopoldo y Octavio Kulesz, de Ediciones “Del Zorzal”, colocaron más de 115 títulos (“Dolor país”, de Silvia Bleichmar, resultó el más demandado), pero advirtieron que “si variara un poco el tipo de cambio, que aún sirve para exportar, el sector quedaría descolocado como en la década del ’90” del siglo pasado.
Con todo, algunas editoriales de las denominadas “chicas” vendieron a Sudáfrica, Corea del Sur y hasta Bahrein. Carla Baredes e Ileana Lotersztain, de “Iamiqué” y autoras de los que publicitaron como los “libros de información más lindos, más divertidos y más creativos para niños”, suscribieron un contrato en el 2004 con una editorial coreana, ganaron un concurso para entrar al plan de lectura oficial de México e incorporaron sus títulos en Chile y Cuba.
“V&R” (Vergara & Riba) explota el nicho del “libro-regalo” y concreta el 40% de sus ventas en la Argentina, el 34% en México (allí tiene oficinas) y el 26% en el resto de Latinoamérica y España. También le editaron libros en Australia, Sudáfrica, Tailandia, Bahrein, Rusia y Finlandia.
La Cámara Argentina de Publicaciones (CAP) estimó que hubo 1,2 millones de libros “piratas” impresos en el país en el 2005, situación que no habría mejorado. “La falsificación está muy activa, lo que ha significado pérdidas millonarias”, advirtió la entidad, que reclamó “políticas públicas que permitan combatir dicho flagelo”.
Aunque sucesivos gobiernos nacionales aplicaron políticas erráticas para impulsar la producción y distribución de libros, sobre todo mediante beneficios y créditos, entre las campañas encaradas se encuentran las siguientes:
• La de la Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura, dependiente del Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, en bibliotecas durante el verano.
• Con la presencia de autoridades de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, el Programa Nacional de Lectura y representantes de editoriales y autores, Juan Carlos Tedesco, ministro de Educación de la Nación, reinauguró la sala de lectura “Ernesto Sábato”. Está en la terminal de ómnibus del barrio porteño de Retiro, desde donde se van o llegan 500.000 personas por semana, quienes tiene a su disposición, gratuitamente, 3.000 obras donadas por la CAL y la CAP.
• “Leer es entender” es la propuesta del Instituto Cultural del gobierno de la provincia de Buenos Aires para favorecer entre sus habitantes la lectoescritura e impulsar el acceso al libro y las producciones culturales.
• “Leamos en familia”, de la cadena de hipermercados Wal-Mart, dirigida a los más chicos, con consejos de especialistas de la Fundación “Compromiso” y capacitadores que dictan talleres para docentes de escuelas del área metropolitana.

Tendencias que se vislumbran en el ámbito internacional

BUENOS AIRES.- En la 58ª edición de la Feria del Libro de Frankfurt (Alemania), la más relevante del mundo, entre el 4 y el 8 de octubre próximo participarán más de 7.000 expositores de 111 naciones que presentarán casi 400.000 obras, de las cuales 100.000 serán novedades. También habrá DVD y formatos MP3 basados en libros. Ya se estimó que asistirán alrededor de 280.000 personas atraídas no sólo por esas propuestas sino también por los 2.500 actos por efectuarse y la concurrencia de unos 1.000 autores. Como es habitual, asistirá un país especialmente invitado para demostrar los alcances de su cultura. India –con un mercado potencial de 600 millones de lectores y casi 80.000 libros editados al año en inglés o en lenguas regionales– fue elegida para esta ocasión, en tanto China –“el mercado del futuro”– estará en el 2009 y la Argentina, en el 2010.
Las publicaciones electrónicas serán protagonistas, teniendo en cuenta que editoriales técnicas y científicas vienen demostrando cada vez mayor interés por internet y que dos tercios de sus publicaciones se encuentran en la red. Habrá debates sobre el buscador electrónico estadounidense Google que, no obstante la oposición de las editoriales, pretende convertirse en un buscador de textos completos on-line, e incluso respecto de la construcción de bibliotecas en la red.
La próxima edición de la feria estará comprometida en la lucha contra el analfabetismo mundial, que afecta a más de 700 millones de personas, e impulsará por primera vez el programa “Educación del futuro”.
Una encuesta realizada el año pasado entre 1.324 editores, distribuidores, agentes literarios, libreros y otros profesionales de 86 países, que difundió la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP), reflejó lo siguiente:
• La competencia con otros medios de comunicación y fuentes de entretenimiento era la amenaza más grande para el sector según el 53% de los consultados. Otras serían la sobreoferta editorial, la proliferación de la piratería y los niveles de analfabetismo en Europa Oriental y los países en vías de desarrollo.
• China será el mercado más grande en la próxima década para el 29%.
• En los próximos años prevalecerán los e-books (44% de las respuestas) y los audiolibros (41%), muchos de los cuales están disponibles en la web (como “downloads”).
• Entre los desafíos se identificaron la digitalización, la globalización, los contenidos generados por los usuarios y la “batalla” por los derechos territoriales.
• El 11% pensó que el libro impreso será obsoleto como opuesto al lector de materiales electrónicos (10,5%).
• El 23% supuso que dentro de medio siglo desaparecerán las “high street booksellers” (grandes tiendas de libros).
• El 37% admitió que los editores son todavía una pieza clave en el éxito de la industria; el 31%, que los responsables del mismo son los especialistas en marketing; el 22% percibió al consumidor como líder de la demanda y sólo el 8%, que los autores motorizan las tendencias.
• En la medida en que el mundo se vuelve cada vez más global, el 27% de los entrevistados planteó que el mayor crecimiento se verificaría en las traducciones.
• El 27% identificó la edición educativa incluso como área estratégica.

Continuidad en precios para textos escolares

BUENOS AIRES.- Antes de que comenzara el presente ciclo lectivo, el 18 de febrero pasado, la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP) y la Cámara Argentina del Libro (CAL) acordaron con las autoridades del Ministerio de Educación de la Nación que el aumento de los textos escolares no superaría el 8% en el 2008.
En la Argentina del 2003, cuando Néstor Carlos Kirchner asumió la presidencia de la Nación, “el uso del libro de texto estaba fuertemente deprimido en las escuelas por razones económicas y también por razones culturales, ya que no se recomendaba el uso y se pensaba que se podía estudiar sin el uso de libros en las aulas”, señaló Daniel Filmus, entonces ministro de Educación.
El primer pacto para no incrementar los precios se firmó en el 2004 y Filmus, además, se comprometió a comprar libros para los alumnos de los sectores más carenciados, persuadido de que “no había ninguna posibilidad de mejorar la calidad de la educación sin que los chicos y chicas pudieran acceder a los mismos”.
El promedio de ventas de libros de texto en la Argentina era de uno cada tres alumnos y por aplicarse esa política en el 2006 se llegó a uno para cada uno. La CAL calculó entonces que cerca del 40% de los volúmenes que estaban en manos de los chicos era provisto por el Estado, que aseguró así “la igualdad de oportunidades”.
Ambas entidades empresarias se comprometieron desde el 2004, anualmente y hasta el 2007, a mantener los precios del 2003. En este 2008, como se indicó, el incremento no podrá exceder el 8%.
Juan Carlos Tedesco, titular de la cartera, reveló que entre el 2004 y el 2007 se distribuyeron más de 15 millones de libros escolares y que se continuará en esa dirección. Este año se distribuirá gratuitamente equipamiento informático, multimedia, bibliotecas y mobiliario entre 10.000 escuelas secundarias, rurales –7.400 recibirán, por primera vez, 1,35 millones de textos– e institutos de formación de todo el país.



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