He leído con detenimiento la solicitada al señor gobernador del jueves 29. Recordé con nostalgia e impotencia aquellos recónditos lugares. En 1975 visité por primera vez la zona de los lagos Aluminé y Moquehue, habitada entonces sólo por unos pocos pobladores y comunidades mapuches. Continué yendo a la zona continuamente hasta el año 1978, el conflicto con el país vecino por el canal de Beagle había provocado la instalación de campañas del Ejército argentino. Ya el paisaje había sido modificado.

Paulatinamente ese pedazo de paraíso dejó de ser tan limpio y puro. Vi con tristeza cómo el hombre es capaz de destruir la naturaleza sin siquiera inmutarse. Arrebatar tierras y construir cabañas, lucrar con ellas y no advertir las nocivas consecuencias de su accionar. Noté entonces el lago infestado de pañales descartables, latas, vidrios, olores nauseabundos e, incluso, aguas servidas, porque no hubo (y creo que tampoco hay) infraestructura para residuos cloacales (¿concreción de emprendimientos con altos niveles de inversión privada?). Recuerdo que la diversión de los hijos de algunos de estos nuevos propietarios era a costa del sufrimiento de los pobladores mapuches porque con moto, tipo enduro, empujaban los rebaños hacia los barrancos y disfrutaban al verlos morir. Esto obligaba a los lugareños a ceder espacios para la supervivencia de los animales. Y me pregunto: ¿quién usurpó a quién? No estoy en desacuerdo con los avances tecnológicos y la explotación turística. Estoy en desacuerdo con los arrebatos, la desigualdad y el abuso de poder.

Humildemente expreso mi opinión a favor del sentir humano y considero que la actuación del Dr. Tobares no es ni más ni menos que reivindicar los derechos de las comunidades mapuches, en ejercicio de las facultades conferidas por el Ejecutivo, respetando los principios de equidad en pos de forjar una sociedad más justa e igualitaria.

Raúl J. Sans, DNI 10.477.722 - Plaza Huincul