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COMUNIÓN DE PASIONES
Desde hace seis años, Carlo carosanti crea sus motos. modelos sacados de la realidad y de ideas propias 
sorprenden por la presición de su diseño y dimensiones.

on pequeñas partes de computadoras, impresoras, radios, linternas y calculadoras, el italiano radicado en Roca Carlo Carosanti realiza imitaciones de distintos modelos de motos y hasta creaciones propia con todos los detalles. Así, su amor por la realización de obras que había comenzado con cuadros en acrílico y tallas en madera, se unió finalmente con su pasión por las motos y el “enduro”.
Hace cerca de seis años, Carlo comenzó a idear su proyecto. Quería hacer con sus manos objetos originales y que no se hubieran hecho. Así nacieron las motos que por ese entonces hacía en madera, material con el que ya había trabajado.
La primera fue una imitación de un modelo 400 íntegramente realizada en madera que hoy expone con orgullo en un estante privilegiado de su casa.
Todo era nuevo en su trabajo y hasta los materiales y herramientas debían adaptarse. Aún recuerda que los pequeños tornillos que utilizó en sus primeras creaciones tuvo que comprarlos en una óptica a tres pesos cada uno.
Más tarde fue su hijo, técnico en computadoras, quien le trajo un CPU para que desarmara y aprovechara aquellas partes que le pudieran servir. Este fue el comienzo de lo que hoy es una colección maravillosa con móviles de entre unos 20 y 30 centímetros de largo con todos los detalles de las motos verdaderas y una impecable precisión de dimensiones.
Hoy todos los amigos colaboran con sus residuos electrónicos y muchos son los que quieren adquirir una de las motos. “No las comercializo por ahora porque cada una tiene muchos meses de trabajo. Por año, generalmente, hago una o dos porque llevan mucho tiempo.  A veces en una hora hago sólo un paragolpes porque tengo que hacerlo tres o cuatro veces hasta que me sale bien”, cuenta Carlo.
La creación comienza a partir de los materiales. “A medida que van apareciendo las piezas uno se idea la moto. Una luz de una radio muy vieja, a transistores, es el foco de uno de los modelos.
He ido comprando herramientas, la perforadora, y después pinzas, destornilladores, todas herramientas que hay en la casa. Les pongo amortiguadores, cambios, patentes, la patita para que se apoyen, el tanque de nafta, el asiento forrado en cuero. Trato de hacer con cada una algo que parezca real”. Hoy, en el taller en el que desplega su hobby, Carlo ya tiene más herramientas y muchos residuos electrónicos para unir sus pasiones.Qué bueno sería que Carlo se decidiera a mostrar sus creaciones en una minimuestra. Habrá que convencerlo, ¿no?

GRAN PREOCUPACIÓN

Los argentinos desecharán este año 80 mil toneladas de residuos de aparatos eléctricos y/o electrónicos que irán a parar a rellenos sanitarios o vertederos a cielo abierto, reveló la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
"Generamos un promedio de 2,5 kg. de residuos electrónicos anuales por persona en un contexto donde es cada vez mayor el consumo de este tipo de artefactos", dijo Romina Picolotti, titular de la secretaría.
El abaratamiento de los costos, la velocidad de recambio tecnológico, además del acortamiento de la vida útil, generó un incremento en las ventas de estos productos y el consecuente incremento de los residuos. El manejo que se realiza de esos desechos no resulta sustentable ya que muchos de ellos poseen componentes considerados peligrosos según la ley 24.051, de Residuos Peligrosos. Entre otros elementos de riesgo para la salud y el ambiente, contienen metales pesados, como cadmio, plomo y níquel, además de mercurio y plásticos bromados, reaccionan con el agua y la materia orgánica liberando tóxicos al suelo y a las fuentes de agua subterránea, describió Picolotti. (Télam)

RECICLANDO SUEÑOS

Los casi dos kilos de residuos electrónicos que se prevé tirará cada argentino por día en lo que resta del año, podrán ser reciclados ante una novedosa experiencia que se puso en práctica en la “Cooperativa Reciclando Sueños”.
Se trata de una iniciativa impulsada por la Fundación Ambiente y Sociedad, mediante la cual se firmó un convenio entre la Cámara Argentina de Máquinas de Oficinas, Comerciales y Afines (COMACA) y la Cooperativa, para la recolección diferenciada y posterior reciclaje de esos materiales. “Nuestra idea es mostrar que es posible hacer recolecciones diferenciadas dentro de la ciudad y realizadas por cooperativas de recuperadores urbanos, y demostrar que es posible una política ambiental con contenido inclusivo”, dijo Roberto Feliceti, integrante de la Fundación.
Experto en el tema de residuos, tras desempeñarse en la Dirección General de Política de Reciclado Urbano del gobierno porteño, el especialista explicó el proceso que se lleva adelante en la Cooperativa. “Los asociados de la cámara llaman a la cooperativa, que con su camión va a la empresa que les entregará los residuos contra remito. La Fundación le entrega a esa empresa un certificado de que contribuye a la separación de residuos", precisó. (Télam)

 



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