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"Algo está podrido en Dinamarca"

Río Colorado es una pequeña comunidad agropecuaria. De modo que el ánimo de la gente, entre la sequía y el conflicto del campo, no es de lo mejor. Pero por otro lado, los actores del Poder Ejecutivo, hablando sí de proyectos en apariencia inclusivos, no tienen respuesta para ninguna de las crisis estructurales que presenta la sociedad riocoloradense. Hay sequía terminal en el campo, no hay fuentes de trabajo y las proyecciones más optimistas hablan de por lo menos cinco años de vacas flacas. La economía frutícola tiene problemas de escala muy grandes, no hay proyecto productivo real, abarcativo y que dé perspectiva a la vida de la gente.

Sólo se mencionan obras de dudosa adjudicación y peor ejecución y se engrosa el presupuesto municipal con la adición a los 70 empleados municipales de planta de la friolera de 500 contratados y 35 asesores, todo para una población de poco más de 17.000 habitantes. Exagerado, sin duda. Como cada vez el dinero alcanza para menos en esta pretensión, se acude a megaobras que puedan obtener algún tipo de financiamiento provincial, nacional o internacional para -manipulando esos presupuestos- seguir alimentando los partícipes necesarios de esta "asociación ilícita".

Lo que sucede es que cuando se tuerce la realidad de este modo, en algún momento se ata la rama, es decir, la cadena de mentiras necesarias para sostener semejante andamiaje se corta. Veamos por ejemplo uno de los casos: se hicieron varias cuadras de asfalto. Las mismas se cubrieron con una capa de seis milímetros de mezcla asfáltica. Sí, escribí bien, seis milímetros, es decir, poco más de la mitad de un centímetro. Se le cobra al frentista como obra normal, que debería tener hasta 20 mm. Como la medida señalada de seis milímetros es a todas luces insuficiente, se recurrió al expediente de limitar el tránsito en todas las calles del pueblo. Perjuicio de los comerciantes, que no pueden descargar mercaderías en los frentes de sus negocios. Viene a solucionarlo el intendente, realizando una playa de descarga en terrenos de un amigo, que ofrece a buen precio los espacios en la citada playa a los comerciantes que los necesitan. Es decir, en buen romance, que se hace el negocio por partida doble, por un lado se sobrefactura una obra como el asfalto y, por el otro, se crea la necesidad de compra de terrenos a los amigos.

Otro de los grandes rubros de ingresos es el aprovechamiento de las deudas de los vecinos con el municipio. Así aceptan "daciones en pago" para cancelar deudas y esas propiedades terminan en manos de los amigos del poder, testaferros o aprovechadores de este ejercicio ilegal del mandato popular. A ningún ciudadano de Río Colorado se le informa que por ordenanza las deudas municipales prescriben a los cinco años; de este modo, aprovechándose de la ignorancia de la gente se reclaman deudas de diez y más años, "apretando" al pobre hasta que entrega el terreno o en otros casos la casa.

¿Podremos ahora sorprendernos de que se hayan iniciado miles de juicios por deudas superinfladas? Sabemos, por las estadísticas que señalan la realidad, que de cien ejecutados por medios judiciales sólo cinco se defienden. El resto va seguro al matadero. Entonces nada mejor para generar honorarios que tirar juicios, como si de tiros de escopeta se tratara, porque de 100 patos 95 irán a parar a la olla. ¡Dale que va!

En medio de ese modelo de vida, el intendente piensa que todo le es posible y pergeña una fábula en la cual se cree que puede torcer el derecho para siempre, que no tiene límites. Entonces dice que las escrituras que no expresan lo que él desea no son válidas, por ejemplo. O que puede seguir con los engaños eternamente.

Ahí estamos empezando a hacer "clic". Y el conflicto tapado se comienza a destapar. Y es cuando la gente se da cuenta de que no tiene por qué ser siempre así.

Somos conscientes de que ese futuro no se puede construir sobre mentiras o versiones artificiosas y amañadas. Cuando un intendente pretende abrogar las funciones del Concejo Deliberante, sancionando ordenanzas por si mismo, algo está podrido en Dinamarca, como decía el Hamlet de Shakespeare. Eso es lo que pasó y está pasando, a la vista de todos un delito grave de acción pública.

Los olores a podrido no se pueden sostener eternamente y todo el andamiaje de impunidad en algún momento se detiene. Es hora de comenzar a construir la democracia en serio, pensando en decir basta a los abusos, que se terminen los delincuentes y podamos plantearnos el futuro (¿o presente?) en serio con esperanza y dignidad.

Víctor Tomaselli

victortomaselli@yahoo.com - Río Colorado



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