Soy un hombre de 43 años que tuvo una infancia feliz porque su padre tenía trabajo bueno y fijo (como antes) y la sociedad era educada y tenía una meta, el que sus hijos fueran hombres de bien, e inculcaba buenos modales: respeto a los mayores, a los símbolos patrios, a la religión sea cual fuere, a la libertad propia y a la del otro.

Viví parte de la dictadura. Empezaba a salir, milité en partidos políticos y tuve el honor de ser constituyente de la ciudad que me vio crecer en tiempos de secundaria -nocturna, pues debí terminar mis estudios de esa manera-. Fui presidente de centros de estudiantes, integrante del consejo consultivo, presidente de la juventud del partido en el que militaba y miembro de la junta de juventudes provincial, y les puedo asegurar que se discernía mucho, se intercambiaban opiniones, se peleaban posturas muy interesantes y todos queríamos regresar con algo positivo en las manos para nuestros representados.

Hoy tristemente veo que se reúnen políticos y gremialistas, representantes del pueblo y de los trabajadores que conforman un pueblo, que son electores y que dicen respetar la democracia pero no pueden llegar a un acuerdo salarial si no es por medio de paros y de cortes de ruta, robando y desconociendo el derecho de aprender y de transitar libremente de otros ciudadanos. Políticos que no ejercen correctamente las normas constitucionales y una Justicia que no toma partido con justicia en ningún caso. Personas que se pierden por muertes en manifestaciones... nadie se hace cargo porque donde se deja de aplicar la ley -llámese Constitución nacional provincial o municipal- no podemos ser fuertes en las decisiones porque carecen de fundamento, como de oratoria verdadera en los discursos de compra de votos.

Dicen cosas que deben decir pero que no son capaces de cumplir. Entonces, ¿qué les digo a mis hijos cuando me preguntan "Pa, ¿por qué piden juicio al gobernador? ¿Por qué si estaba reclamando algo bueno lo mataron? ¿Por qué si es autoridad gremial viola la ley con un corte de ruta? Si los artículos 14, 14 bis y 16 de la Constitución hablan de derechos y los derechos no se cumplen no entiendo para qué son los derechos, las leyes y qué sé yo"?. El holocausto está cerca. ¡Y las profecías no eran tan díscolas o impertinentes!

La economía regional está en crisis porque las empresas extranjeras no van a invertir y yo me como un mes en mi casa perdiendo gran parte de lo logrado con trabajo. Es como que mis hijos no comen porque el vecino no fue a comprar... ¡ay Dios, cuántas cosas no resueltas y cuántos impertinentes e ineptos en lugares de decisión! Con todo esto, ¿cómo sacamos jóvenes de la calle? ¿Cómo damos esperanzas a las pymes? ¿Cómo alentamos a estudiar a nuestros hijos? ¿Cómo hacemos para dormir y al otro día tener pan en la mesa? Todos ustedes, políticos, empresarios y personajes que secundan o curten estas huestes... ya disfrutaron el verano, ¿no?

Pablo Campos, DNI 17.377.546

Plaza Huincul