Hace 15 años, mi hermano mayor Marcelo sufrió un accidente de tránsito. Como consecuencia del mismo, quedó en estado "vegetativo persistente" hasta la actualidad. Yo vi y viví en una familia destrozada y sin consuelo por un accidente. Es imposible describir el sufrimiento de los padres (quienes nunca se recuperaron ) y de las hermanas ante una pérdida tan terrible como lo es la consecuencia de un accidente.

Poco tiempo después fue mi amigo Andrés.

La semana pasada, mi amiga Susy sufrió un accidente, perdiendo en el mismo a su esposo y a su pequeño niño. Sus amigas, sufrimos con ella. Mi amiga y su hija aùn están internadas.

¿Hasta cuándo los argentinos vamos a seguir permitiendo que se haya naturalizado entre nosotros los accidentes de tránsito? ¿Por qué la imprudencia, el exceso de velocidad, pasar semáforos en rojo, girar sin luz, no tener los vehículos en condiciones, no usar casco, estacionar en cualquier lugar, en doble fila, tienen que ser las normas que rigen a los argentinos?

Nadie devuelve las vidas que todos los días se llevan nuestras calles, pero lo que es peor aún, pareciera que nadie evalúa ni aprende del sufrimiento de los que quedamos recordando a las personas que se llevó la imprudencia en las rutas y en las calles.

Adriana Ingrid Diez

DNI 17.238.920

Neuquén