En aquella Argentina de diciembre del 2001, junto con la caída del gobierno de De la Rúa cayeron los mecanismos de exclusión que habían precipitado la crisis: la exclusión social por un lado y la exclusión política, representada ésta en un bipartidismo autista.

De ahí para acá nada fue como era, aunque lo nuevo diste mucho de tener la identidad que muchos esperábamos entonces.

En General Roca aún suenan los ecos de los reclamos del 2001, el de construir mecanismos democráticos que permitan incorporar al ciudadano de a pie en espacios de cogestión de gobierno, avanzar desde la democracia representativa a la democracia participativa como salto de calidad institucional.

Sin embargo aquí el intendente Soria y sus acólitos confunden sus propios deseos y opiniones con las responsabilidades de las que fueron investidos por el voto popular, las de respetar y hacer respetar las normas que rigen a cualquier comunidad organizada, en este caso nuestra Carga Orgánica.

Por ello, su terco proceder en el tema de las juntas vecinales no hace más que precipitar tensiones y esfuerzos que mucho mejor sería poner del lado de mejorar la calidad de vida de los habitantes de nuestra ciudad, en especial de aquellos sectores más vulnerables y los habitantes de los barrios.

Basta mencionar que sólo a través de las tomas los vecinos han hecho tomar conciencia al Ejecutivo municipal del problema del acceso a la tierra y la vivienda. O cuánta tragedia se podría haber evitado en nuestra comunidad si las juntas fueran el canal más lógico para atender ciertas demandas sociales.

Así las cosas, la expresión de Soria de que "la democracia se cura con más democracia" no suena más que como una perversa ironía inconducente.

Tras cinco años de gobierno, el intendente sólo ha sabido intervenir y desmantelar las juntas vecinales, pero se ha mostrado incapaz de construir generando consenso y participación, aunque sólo fuera para hacer prosperar sus propias ideas.

En la diatriba de Soria sobre las juntas vecinales, se percibe el límite de quienes desde aquel 2001 han elegido el repliegue a las zonas del poder conocidas del neoliberalismo, es decir: el manejo político que excluye a mayorías y minorías y que ejerce el poder desde cenáculos restringidos.

Pero también están los vecinos de los barrios, los jóvenes, los obreros, los movimientos sociales y políticos, que siguen trabajando por la transformación social y política, por mayor participación e inclusión social y ciudadana, acorde a los tiempos por los que transita nuestra Argentina y Latinoamérica toda.

Jorge R. Echeverría

DNI 17.793.591

Roca