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"Hay que revisar la ley"

Protegido por mi derecho constitucional de opinar sin restricciones y que este diario respeta, quiero sugerirles a aquellos que escriben en la página de flyfishin-argentina (círculo cerrado), amparados en la cobardía del anónimo, que expongan sus argumentos a la consideración de la sociedad, porque no es con frases peyorativas y calificativos soeces hacia los que no comparten su extremismo que podrán justificar su divertimento sádico de pesca y devolución y menos aún con pedidos a que se restrinja la publicación de críticas a su accionar.

Desde el año 1966 comencé a formar parte de la subcomisión de Pesca del Club de Pesca y Náutica El Biguá de Neuquén. En esos años la actividad no tenía ninguna ley y fuimos nosotros los que establecimos las primeras restricciones y reglamentos con medidas mínimas. Fue por décadas la única escuela de pesca donde muchos aprendieron a pescar con señuelo artificial abandonando la línea de fondo con carnada natural, también el cuidado no solamente de los peces sino de todos los animales silvestres con que compartimos el hábitat, admito que no teníamos la difusión y categoría de los medios de hoy, posiblemente porque solamente nos comunicábamos en castellano.

Claro que luego, en 1976, llegó el proceso militar y con él aterrizaron los primeros fundamentalistas, algunos de ilustre y poderoso apellido de la Capital Federal, aficionados a la pesca con equipos de mosca e impusieron el decreto 1.034, donde se reservaron las principales bocas de ríos para la pesca exclusiva de su elite, cualquier coincidencia con lo que sucede hoy con los cultores de pesca y devolución no es casualidad, son iguales con idénticos argumentos, de pensamiento unitario-totalitario, son los mismos salvadores del recurso pesca, son los mismos que al residente lo califican de ignorante, salvaje troglodita y hay que correrlo de los ríos, aplicarle sanciones económicas muy fuertes a ver si se disciplina de una vez por todas y deja divertirse sanamente a nuestra clase social educada y preparada para orientarlos aunque sea a palos, con pólvora o con la Policía. Encima de todo, ya sin límite alguno, apelan a la nueva ley 2.539 de fauna, como según se lee en el anexo Neuquén, art. 2 de la temporada 2007-2008, que no está reglamentada. Supongo señor gobernador de esta provincia que arbitrará los medios para que algún funcionario pida disculpas a la sociedad y se devuelva el importe de las infracciones y decomisos del año anterior; puesto que no se puede justificar tanto apuro, por más que la presión de los que usufructúan el recurso turístico comercial los haya influido tanto como para cometer semejante barrabasada.

Por lo menos en el reglamento de este año se vuelve a 1976, al inconstitucional decreto 1.034, porque según la Constitución provincial todo decreto del proceso militar es nulo, ¿seguimos con la barrabasada?

Haciendo uso de mi derecho de peticionar a mis gobernantes, le ruego señor gobernador envíe de nuevo la malhadada ley 2.539 de antifauna y antimayoría a la Legislatura para su revisión, puesto que no se debe castigar a la ciudadanía dueña del recurso natural, por un lado, y autorizar la pesca comercial por otro, aparte que con semejante cantidad de km de ríos y lagos hay lugar de sobra para conformar al que explota comercialmente el turismo y al residente, solamente hay que consensuar atentamente.

Roberto Ornth

DNI 7.563.911

Neuquén



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