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"La idea oficial es que compremos, aunque no lo necesitemos"

Uno de los motivos por los cuales he manifestado estar en desacuerdo con las políticas económicas del ex ministro Cavallo fue su manía de fomentar el consumo a toda costa -¡Compre ya! ¡No importa qué pero compre ya!-. Cuando habla la presidenta y dice que hay que mantener los niveles de consumo pareciera que desde el gobierno nacional se trata de imitarlo, como si estuviéramos obligados a mantener económicamente desde nuestro bolsillo a la UIA para que no despidan obreros de las terminales automotrices; hay que tomar medidas de fondo más serias que afirmar cosas así que quedan por escrito.

Adquirí un automóvil cero kilómetro hace 4 años y tuve que abonar "gastos de alistamiento" o de entrega, cosa que fastidia a cualquier comprador, porque si no se "paga" no entregan el producto. Eso debería ser considerado práctica ilegal de comercio; el auto sale listo de fábrica y los concesionarios sólo pueden lavarlo y revisarlo antes de entregarlo, ¿por qué sale tan caro ese "control"? Pero, en fin, ¡es sólo mi opinión! A la financiación que propone el gobierno nacional, ¿hay que sumarle este costo? Cuando se pregunta el valor de un automóvil ese monto no está incluido en el mismo, pero hay que pagarlo al retirarlo.

Hay cosas prioritarias como necesidades básicas que son: la casa propia y salud. Un automóvil ocupa un nivel inferior en el orden de prioridades, porque sin cochera en una casa, a riesgo de que sea saqueado, y mal de salud, imposibilitado para conducir, ¿para qué quiero un coche? ¡Eso me pregunto! Se quiere fomentar la compra de automóviles y electrodomésticos a cualquier costo. La idea oficial es que compremos ¡aunque no lo necesitemos!

Además, ¿qué es eso de financiar el turismo si cuando comienza la temporada veraniega los precios de los pasajes en ómnibus se encarecen, al igual que la hotelería? ¿Qué tiene este país de generoso, si para tomarse unas merecidas vacaciones y descansar hay que pagar sobreprecios "de temporada"? También se considera temporada de verano un "finde" largo (Kirchner lo logró).

Los precios de los autos no han bajado; son muy elevados. No todos tienen el poder adquisitivo necesario para tener su coche último modelo, los salarios siguen siendo bajos y lejos estamos de equipararnos con los países más desarrollados socialmente, con sus estándares de vida. La presidenta y los ministros jamás van a adquirir un automóvil de 30.000 pesos, porque no cuenta con comodidades básicas, no tiene cierre central, aire acondicionado automático, asientos ajustables electrónicamente, navegador satelital, alarma de última generación, apertura de puertas con tarjeta magnética y a distancia, suspensión inteligente, tapizados de cuero, volante regulable en altura, bluetooth, CD MP4 con cargador múltiple, etcétera. La dirigencia política surge de la clase media pero termina volviéndose elitista y ciega (aunque todavía quedan buenos ejemplos para rescatar). El progreso se mide por la calidad humana y no por el materialismo enfermizo.

Ante la crisis económica del país hay que comprar caro sin que bajen los impuestos, con financiación a la medida de la gente pobre (la clase media no es gente adinerada, por cierto), ¡no sé si entendí bien o muy mal! Lo cierto es que no entiendo. Personalmente en mi automóvil no necesito más que aire acondicionado, y no tiene.

Sólo falta que se vendan autos económicos sin cinturones de seguridad (menos mal que las leyes obligan a que los tengan). Seamos sinceros; las terminales fabricarán autos sin equipamiento o desprovistos de todos los elementos de confort que deberían tener y, además, a valores que para muchos de mis compatriotas serán inaccesibles. En Viedma las inmobiliarias ofertan a precios exagerados (a mi entender) y hay un gran déficit habitacional producto de los altos valores de las propiedades; un terreno tiene un costo similar (o mayor) al de un automóvil financiado por el Estado argentino.

Mario Rubén Sosa, DNI 16.879.946

Viedma



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