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"Catorce años para mitigar un problema"

Ahora que el titular de Viarse, según ha publicado este diario, precisó que las etapas de construcción de la ampliación de la Ruta 22 son cinco en lugar de cuatro y dado que entre una y otra hay que esperar más de un año para los procesos licitatorios, a razón de dos años de construcción para cada una de ellas, podríamos estimar que la finalización tendría lugar en once años, más los tres que insumirá la primera etapa de Chichinales a Godoy. Así se puede concluir que nuestras autoridades, elegidas desde el advenimiento de la democracia hace 26 años, se tomarían 14 años más para mitigar un problema de congestión de tránsito añejo de 100 kilómetros de ruta "parchada" agregando dos carriles.

Si a ello agregamos los mayores costos de contratación por etapas, nos daremos cuenta del tamaño desatino técnico y económico de este nefasto proyecto de ampliación, que puede llevar aún más a la ruina y al tedio la intransitabilidad ya manifiesta de la colapsada y peligrosa Ruta 22.

Seguramente la excusa para tantos años de obras tortuosas es la escasez de dinero para financiarlas, pero la respuesta está en que con el exorbitante presupuesto resultante que hay que oblar se podría haber hecho el triple de kilómetros de una ruta nueva expeditiva por la barda norte de nuestro Valle, sin necesidad de obligarnos a convivir durante todo ese tiempo con las molestas y peligrosas ampliaciones.

También se aduce que la discusión sobre la necesidad de la obra "ya fue". Claro, si es una obra para el pasado. Necesitamos dirigentes que piensen con visión y en función del futuro y que inviertan los recursos que se destinan a las obras viales sobre la base de criteriosos estudios previos de factibilidad constructiva, técnica y económica, en lugar de inducirnos a convivir tantos años con desvíos y atajos provisorios por incómodas ampliaciones de rutas nacionales que atraviesan ciudades, en un claro ejemplo del irrespeto a la ley vigente, que lo prohíbe claramente.

Una sociedad en serio ubicaría a los responsables de este embrollosa, costosa e inútil ampliación; les haría sumario administrativo, con pago de sus bolsillos, cancelaría la continuidad de la misma desde Godoy e iniciaría una rápida, económica, nueva y segura ruta por la barda norte de nuestro Valle, que es hacia donde tiende el crecimiento poblacional de todas las localidades ubicadas ahora a la vera de la actual Ruta Nacional 22.

Ésta sería la forma de iniciar un nuevo camino.

Hugo Luis Deangelis, DNI 5.509.500

Roca



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