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"La fábrica humana de delitos" | ||
Es bien conocida la frase que dice: "Aquel que se empeña en desconocer la realidad, termina chocando contra ella". Hoy, al igual que en nuestro pasado más antiguo, los argentinos nos encontramos discutiendo sobre el problema de la inseguridad o actividad delictiva con la pasión (y poca razón) con que habitualmente acometemos estos asuntos. Para algunos el problema se origina en la defensa de los derechos humanos, para otros son los jueces o el sistema garantista y hay quien atribuye todo a las drogas, la exclusión social o a la nueva epidemia mundial de violencia. Con la mínima capacidad de atención de niños nos sorprendemos y escandalizamos sobre algún hecho horroroso, emitimos un juicio como "a éstos habría que matarlos a todos" y luego nos focalizamos en lo verdaderamente importante, como la final de "Patinando por un sueño" o las desdichas de "la Tota Santillán". Los argentinos no somos amantes de la búsqueda del porqué; ya se sabe que ésta es una tarea larga, tediosa y con resultados a veces sorprendentes o incómodos. Es mucho más fácil atropellar con las soluciones mágicas producto de la indignación o el hastío. Más policías, más cárceles, mano dura, pena de muerte, etc., etc. A veces pensadores como el gobernador Scioli, cuya experiencia criminológica "of shore" era insospechada, nos proponen disminuir la edad de imputabilidad como una solución seria. Todo es discutible, ¿pero qué logramos tratando de solucionar el problema cuando ya se produjo y no haciendo nada sobre su origen o el porqué? Hasta un niño sabe que mejor que apagar un incendio es prevenirlo. La fábrica de delincuentes trabaja 24 horas, 7 días a la semana, los 365 días del año, a lo largo y ancho del país. El 90% o más de los delincuentes son jóvenes, la mayoría abandonó la escuela en la etapa primaria y casi todos provienen de familias disfuncionales adonde el alcoholismo, la promiscuidad, la violencia, el uso de drogas, el abuso sexual y el maltrato son moneda corriente. ¿Sería muy costoso insistir en medidas efectivas tendientes a lograr que los niños no dejen la escuela y que el nivel secundario sea obligatorio? ¿Sería muy loco pensar que los narcotraficantes mayoristas no quieren saber nada con la legalización del consumo de drogas y que por algo será? ¿Sería muy osado iniciar programas de prevención y tratamiento del abuso infantil en las escuelas? Tal como dicen los chinos, hay que tener cuidado con lo que uno desea porque a veces se cumple y si "el pueblo pide sangre, el pueblo tendrá sangre". Claro que a veces, la sangre puede ser la propia... Delfín Francisco Delgado DNI 11.223.574 medicina legal, investigación forense Roca |
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