Es de suponer que en mi ciudad hay un Código de Edificación o alguna norma que reglamenta el nivel que deben tener las veredas. Ahora, las viejas -esto es, las que están de antes- puede ser que se hayan construido en forma anárquica... pero ¿y las casi nuevas o, en todo caso, las recién hechas? No entiendo nada.

Sin ir más lejos, en el centro, al lado del banco -del lado sur-, la hicieron como quisieron, sobre el nivel que tiene la del propio banco y el de la de la confitería de la esquina. Estas últimas están muy bien, pero la nueva está hecha según el gusto y la voluntad del frentista: control de la autoridad de aplicación no hay.

En la avenida San Martín, donde hay un local que acaba de alquilar la farmacia Del Pueblo, la vereda construida parece más un terraplén para que suban vehículos que un paseo para la gente, igual que la del edificio de Rezzonico que alquila el municipio. ¿Será una moda contemporánea?

Nosotros, los discapacitados, en algunos casos preferimos caminar por la calle, entre los vehículos estacionados; especialmente en la calle Sarmiento, frente a la plaza, porque entre la horrible vereda de García, Rezzonico y otras, uno no se puede arriesgar a sufrir un golpe. Y de esto hablo por experiencia propia: en esa cuadra tuve una caída y me golpeé violentamente una rodilla en la que tengo una prótesis; las radiografías y exámenes dirán si mi prótesis se rompió, entonces sabré a quién demandar por este perjuicio.

No se puede entender por qué, si uno ve hasta en pequeñas ciudades de provincias como Buenos Aires, Mendoza o Córdoba, por citar algunas, cómo los inspectores municipales de obras imponen (ordenanza mediante) a los frentistas el modo en que deben construir las aceras, con el nivel, la altura y la caída que corresponden... en mi querido Plottier cada uno hace lo que quiere.

Será que esto es sucedáneo y no tiene interés social ni estético y, al parecer, tampoco político.

Por supuesto que hay excepciones y honrosos vecinos que han construido veredas adecuadas al frente de sus edificios, pero lo han hecho por su afán progresista y no por imposición de alguien.

El de los pasos a nivel de Plottier no es un tema nuevo. En el centro hay cuatro, que son los habilitados: uno excelente, el del pasaje del Viejo Molino, y otro bueno, el de la calle Ejército Argentino. Pero el de avenida San Martín y el de avenida Roca son definitivamente rompecoches, y lo peor de todo es que hace años que están así. Pareciera que es imposible obrar para mejorarlos y evitar esos golpes destructores. ¿Es que la autoridad de aplicación no se ha percatado de los perjuicios que esto ocasiona? Y no traten de convencerme de que esto es un reducidor de velocidad porque en Neuquén capital sobre la avenida Olascoaga se pasa con total suavidad por el cruce, diferencia de tránsito mediante.

¿Es que seguimos viviendo en un villa rural? Por favor, ya dejemos eso; los precios de los inmuebles y la explosión demográfica nos indican otra cosa. Prácticamente he construido mi vida en este lugar, como tantos otros, y creo firmemente que estamos en una ciudad pujante, llena de futuro. Mis expectativas se centran en que vecinos y autoridades breguen para hacer de nuestra querida Plottier una hermosa ciudad, digna de ser vivida, "saludable" y sin discriminación.

Héctor Reynaldo Moyano

DNI 6.699.815

Plottier