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"Tías, paciencia, se hizo justicia a medias"

El 11 de diciembre de 2008, a casi 4 años del horroroso asesinato de mis tías en Junín de los Andes, llego de Zapala de escuchar la sentencia que a mí en lo personal me satisface a medias. De acuerdo a los fundamentos de las 70 hojas de la sentencia me quedo aún con la sensación de impunidad que tengo desde hace 45 meses.

Pensé que esta noche a la hora de rezar iba a poder dirigirme a mis tías y decirles bien convencida: "Tías, descansen en paz"; pero no, una vez más debo pedirles: "Tías: paciencia? se hizo justicia a medias? se hará justicia? hay que esperar: sí? esperar más aún".

Tengo la espantosa sensación del desengaño, del desasosiego, de la desesperanza, pues no sólo debimos soportar la irreparable pérdida de 2 seres muy queridos por nuestra familia sino que nos tocó en estas semanas revivir sus dolorosas formas de morir, sus torturas, sus lastimaduras, sus cortes, sus golpes, en fin? sus muertes.

Pero lo peor es que creí siempre que yo al juicio debía enfrentarlo con entereza porque era el paso necesario que debíamos soportar para que se haga justicia? y confié?, y le puse el cuerpo a las imágenes del horror, a las pericias contundentes? a los testigos? y escuché... y observé?, y percibí? y creí que estaba todo dicho.

Hoy la justicia, y de acuerdo a los principios de inocencia, al beneficio de la duda, (beneficio válido sólo para los imputados, no hay de esto para las víctimas), ha determinado que el principal imputado estará en prisión perpetua pues hay en su contra nada más y nada menos que una prueba científica que así lo amerita: su propio ADN junto a la sangre de una de mis tías en la capucha que tuvo que ponerse para que Olga y Teresa no lo reconocieran cuando las mataba. Y la otra imputada gozará de libertad pues ni la tela encontrada en su casa con la cual se confeccionó la capucha ni las pericias caligráficas de las amenazas anónimas que en forma clara y contundente se determinó que fueron escritas por su puño y letra ni la actitud de gozo expresada en aquel anónimo el cual decía "mientras me tiro unas regias vacaciones disfruto de cómo las liquidaron a las hermanas B? Te veo en julio", también comprobado por pericias que fue escrito por su puño y letra (y aclaro, enviado a los 3 meses de ocurrido el homicidio), ni el dictamen psicológico que demuestra su manipulación sobre los demás, nada de esto sirvió para condenarla, nada de eso fue indicio de que pudo haber participado en "algún grado aunque sea" de semejante barbaridad.

Los fundamentos de la sentencia sí me dejan la clara sensación de que a pesar de estar convencidos los jueces de tal participación no existen pruebas suficientes para condenar. Pregunto: ¿qué otras pruebas necesitan?.. Probablemente la hubiesen condenado si los jueces en persona la hubiesen visto con sus propios ojos coser la capucha, escribir los anónimos, subir los paredones?, desactivar los censores de luz, entrar, sorprenderlas, golpearlas, torturarlas, degollarlas? en fin? matarlas.

Pero, lamentablemente, ningún juez había el 21 de marzo de 2005 en las inmediaciones de la panadería Buamscha, y lamentablemente a los asesinos no se les cayó la 2º capucha. Sí me queda claro que este "beneficio de la duda" lo único que ha hecho es condenarnos a nosotros a no poder vivir en paz?, a no poder honrar aunque sea con justicia plena la memoria de nuestras tías, a no poder sentirnos libres en nuestro pueblo, a aprender a vivir con la sensación de que se hizo justicia pero a medias. Pero es así? estas leyes nuestras no nos protegen a los que no matamos, no robamos, no participamos de actos delictivos? tías descansen en paz.

Lic. Viviana Buamscha, DNI 18.400.662 - Neuquén



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