El problema del déficit habitacional es uno de los más agudos que afectan al orden social en cualquier espacio geográfico y las repercusiones de las falencias y la inactividad del municipio con respecto al tema inciden de manera negativa en todos los ámbitos de la vida cotidiana, tanto de los que se ven afectados como de los que no.

Manifiesto mi preocupación e intranquilidad con respecto a la situación de usurpación que en varios barrios de la ciudad tiene a maltraer a un amplio conjunto de vecinos de la comunidad neuquina por parte de personas dispuestas a transgredir, patotear y -lo que es peor- pasar por encima de la ley y las instituciones naturales con las que cuenta toda sociedad para velar por el orden público y a las que como integrantes de una comunidad de iguales delegamos la responsabilidad de imponer la ley.

Pero lo que me preocupa en mayor medida es la actitud de la clase dirigente del municipio de la ciudad de Neuquén con respecto al tema.

Lo llamativo de la situación -a mi modo de ver las cosas- no es que haya un sector que reclame, pretenda o demande una mejora inmediata en su calidad de vida por los medios ya conocidos -bombos y platillos, corte de calles, toma del espacio público, toma del palacio municipal, incendio de algunas cubiertas, empapelado de la vía publica y demás situaciones ya frecuentes y normales- sino que ahora este grupo de personas que opta por el chantaje, la violencia y la prepotencia es reconocido e invitado a dialogar y, además, se sienta a la mesa de negociación con exigencias que de no ser respetadas harán que la voluntad de diálogo y la búsqueda de una solución queden en la nada.

No creo que al amparo de esos términos se pueda alcanzar alguna solución real a la cuestión.

Como habitante de la ciudad, me causa indignación ver cómo un conjunto de ciudadanos pasa por encima del resto, atropella voluntades, no respeta la propiedad ni el esfuerzo que día a día realiza otro sector de la comunidad, el esfuerzo de nuestro trabajo, el de nuestros estudios y todo lo que deriva de la cotidianidad. Pero, además de esa situación, el saber que el municipio no tiene carácter ni perfil suficiente como para abordar una cuestión tan elemental como el respeto de la propiedad y el orden público y el que de esta manera se "institucionalicen" las tomas o a los grupos que ante el menor esfuerzo pretenden logros que a muchos otros nos cuestan trabajo, sentándolos a una mesa, una mesa que ya implica un reconocimiento y sus posteriores consecuencias que, como siempre, pagamos todos.

Guido Pedro Bruveris

DNI 31.478.006

Neuquén