Me cuesta mucho retomar este tema, "la extinción de las araucarias" o pehuenes, pero me han sorprendido nuestras autoridades, con un proyecto de ley para proteger al pehuén.

Con todo el dolor de mi alma debo decirles que es muy tarde. Se me ocurre compararlos con aquellos hijos que nunca cuidaron de su madre, y cuando ella muere, lloran sobre su cadáver.

Me gustaría que visiten los bosques de Primeros Pinos, Pino Hachado y Caviahue, comprenderán que lo que sucede es irreversible.

Este mes se cumple justamente un año que hice la primera denuncia, cuando encontré araucarias en el suelo, pero nadie me creyó. Me contestaron que las 50 mil hectáreas de coníferas exóticas,"darían de comer a mucha gente", no importaba la degradación del suelo que terminó con las lengas, los ñires y los pehuenes.

Parece que tratáramos con gente que no sabe lo que es el impacto ambiental, ya que hoy se planifica plantar coníferas exóticas en la ciudad o alrededores de Loncopué, únicos campos vírgenes que están quedando, si lo logran (Dios quiera que no), se secarán los pastos y las especies nativas, como ha ocurrido en los lugares arriba mencionados.

La biología nos enseña que no se deben plantar árboles de la misma edad y especie, en forma masiva, porque se produce un desequilibrio en el ecosistema.

¿No se habrán enterado?

¡Qué lástima!

Elisa Betty López, DNI 4.163.723

Zapala