Para quienes fuimos y seguimos siendo gestores y partícipes de una organización tan noble y transparente como deberían ser las sociedades vecinales, qué ingrato resulta ver como poco a poco éstas se van destruyendo; primero, con un mensaje subliminal y solapado, cargado de intencionalidad, asociándolas con punterismo político, con la corrupción y luego ignorando los reclamos y propuestas de solución a los problemas que aquejan a los vecinos. Por estos días se está desarrollando el cronograma de elecciones para la renovación de sus comisiones directivas, en un contexto de confrontación que no condice con la esencia de armonía y espíritu de convivencia entre vecinos, donde lo único que hay para repartir es paciencia, tolerancia y trabajo gratuito a favor de la comunidad.

Que este espíritu de confrontación no sea ahora el argumento que reemplace a los anteriores para certificar la defunción de la más noble y básica de las organizaciones humanas, que para nuestra ciudad de Neuquén, entre otras cosas, supo lograr: un plan de erradicación de letrinas, mejorar viviendas familiares, extender redes de gas y luz domiciliarias.

También sirvió para convencer a las autoridades de cambiar el destino de la ex Colonia Ferroviaria, de un emprendimiento inmobiliario, por un pulmón verde como es el actual Parque Central de la ciudad; resolver a miles de familias la escrituración de su lote y vivienda única, mediante la ley provincial 1.675.

La participación en la convocatoria en defensa de la democracia, en los trágicos sucesos de Semana Santa.

Imponer la representación proporcional en la distribución de cargos en la conducción de las Sociedades Vecinales, con el firme propósito de sostener la propuesta como argumento central para la enmienda constitucional del año 1994 respecto de participación de las minorías políticas en los estamentos legislativos; la muestra elocuente es la conformación de la actual Legislatura provincial y el Concejo Deliberante de nuestra ciudad; haber sido parte de la redacción de la Carta Orgánica municipal, cuyo extenso articulado, extraído de decenas de proyectos tratados, no más de tres, fue necesario definirlo por votación; el resto es el reflejo y producto de arduas pero respetuosas discusiones que, sin renunciar a sus principios, el mayor espectro político nunca antes puesto a prueba supo congeniar y consensuar; dejando expresas recomendaciones de dar a la Carta la más amplia difusión y conocimiento de su texto.

Por todo lo expresado, las autoridades competentes deben velar por esta institución.

Albarito Quintana

DNI 8.850.716

Neuquén