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Las retenciones castigan a los productores más débiles
Un estudio privado muestra la incidencia del gravamen. Se acentuará la expulsión de los pequeños chacareros.

Durante el reciente conflicto agrario se instaló un debate sobre qué características tenía el paro, en cuyo marco cuestionar total o parcialmente la medida era relacionado con el deseo de un país con exclusión y pobreza y defenderla suponía calificar a los productores con la expresión "oligarquía terrateniente", golpistas y otras tantas, en su gran mayoría con un alto contenido de oficina confortable y café de ciudad y poco barro en los zapatos.

En función de ello es necesario realizar algunas aclaraciones sobre el campo en general y la fruticultura en especial.

Las retenciones fueron un instrumento válido para actuar como contención de los precios de los alimentos, así como también para reasignar recursos para atenuar el impacto negativo sobre los sectores más desprotegidos de la población.

El objeto del estudio es mostrar cómo participan las retenciones en el ingreso neto de los productores de manzanas y peras según los niveles de producción por hectárea y las calidades obtenidas.

 

LA FRUTICULTURA

 

La fruticultura es una actividad agrícola intensiva que se caracteriza por una dinámica anual, prácticamente sin interrupciones. A través de la ella, la región de los valles de Río Negro y Neuquén moviliza alrededor de 600 millones de dólares, sin considerar el efecto multiplicador de la actividad sobre otras conexas (aserraderos, fabricación de máquinas y herramientas, venta de agroquímicos, etcétera).

Por otro lado, es fuertemente demandante de mano de obra y durante su ciclo productivo la región ejecuta un gasto anual de alrededor de 350 millones de dólares.

Existe una fuerte competencia internacional, que exige permanentes cambios en la oferta varietal. La implantación de nuevos ejemplares demanda una inversión de 30.000 dólares por hectárea y la vida útil de los mismos no debería superar los quince años. Esto significa que un productor de quince hectáreas tiene que renovar una hectárea por año.

Las producciones medias obtienen alrededor de 28 toneladas por hectárea y existen productores que envían la totalidad de su oferta a la industria, ya que la misma no alcanza los niveles de calidad requeridos para el empaque en fresco.

La manzana y la pera no son formadoras de precios sino que éstos son fijados por los mercados, y el retorno es el resultado del precio obtenido menos los costos incorporados para su adecuación a la venta.

ALFREDO PALMIERI (*)

(*) Ingeniero agrónomo. Asesor privado



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