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"En este tiempo docentes y directivos viven situaciones muy fuertes en las escuelas"

Pasó un nuevo día del maestro, que debería componer tres acciones fundamentales: 1) Recordar a Sarmiento con la fuerza de sus convicciones, su energía y su pasión; con el deseo ferviente que lo desvelaba, de que todos los niños accedieran a la educación para poder nutrir sus mentes con las palabras que luego modelarían su corazón con nobles sentimientos y forjarían sus espíritus libres. Este deseo tan fuerte y tan noble es para nosotros su legado, ese legado que debe marcar el rumbo y debe ser el objetivo fundamental de quienes hemos elegido ser maestros. 2) Celebrarlo; porque quien se siente verdaderamente maestro desde su corazón, festeja el haber tenido la suerte y la satisfacción de serlo. 3) Hacer una pausa y recapacitar; todos los actores del sistema educativo tendríamos que considerar hacer una evaluación de nuestra tarea diaria. Personalmente quisiera hacer una reflexión para seguir pensando...

Docentes y directivos viven, en los últimos tiempos, situaciones muy fuertes que, sin dudarlo, tienen un alto costo para muchos, tanto física como emocionalmente que si bien en algunos momentos nos desestabilizan, difícilmente nos derriban porque nos encuentran seguros, firmes y fuertes en nuestra tarea. Seguramente la mayoría ha salido de ellas más fortalecido, con la firme convicción de nuestro accionar responsable y comprometido con la educación de nuestros alumnos, pero seguramente también, su angustia, su impotencia y su dolor han dejado huella.

Estos episodios no son repentinos, han comenzado levemente y fueron creciendo peligrosamente, sin que nadie buscara e implementara la forma de contenerlos y extinguirlos. Los cambios que fue sufriendo la sociedad en la última década, impactaron directamente en la escuela, que pasó a ser mucho más permeable por estos cambios y por muchas presiones externas, que fueron corriendo el lugar que le correspondía a los adultos docentes y fueron expandiendo el terreno de los alumnos niños y de los adultos padres, confundiéndose las responsabilidades y roles de cada uno, y más peligroso aún, alentando el avasallamiento y la puja de poderes.

Los roles de la familia y la escuela están desdibujándose en un enmarañado contexto que nadie clarifica y por el contrario, algunos opacan.

Es imprescindible que desde todos los sectores de educación se tome conciencia de la necesidad de refundar la escuela, modificando cuestiones profundas que afectan a todos y que no aceptan más postergaciones. Urge repensar los roles de los distintos niveles de gestión, del trabajo docente, de profesionales que acompañen a los/as maestros/as en la atención de los alumnos con dificultades de aprendizaje, de conducta, de socialización, que aumentan día a día considerablemente.

A quienes están en las aulas es necesario darles más autonomía, seguridad, garantías que le permitan actuar. Hay docentes que no saben qué hacer ante situaciones determinadas, por temor a la reacción de los padres o a ser sancionados. Esto es algo impensable que no puede suceder, pero que sucede más frecuentemente de lo que creemos o nos llega la información. Y peor aún es... que nos estamos acostumbrando y esto es algo inaceptable.

Ante este continuo avance del desinterés generalizado por la educación y la validación constante del facilismo no tomando el desenvolvimiento del niño en la escuela como un proyecto de futuro, en el que no puede faltar la exigencia y la responsabilidad, es arriesgarse a formar generaciones donde unos pocos alcanzarán idoneidad, mientras los demás se estrellarán contra escollos definitivos. Formarlos en el trabajo simplista, en la "excusa constante" no los ayuda, sólo posterga una situación de frustración que los afectará emocionalmente en su futuro.

Debemos ser nosotros quienes defendamos la importancia y la relevancia insustituible de la educación, debemos ser nosotros, quienes unidos por la convicción de nuestros ideales, nos protejamos, nos fortalezcamos, nos ayudemos a crecer, nos apoyemos solidariamente, formando un cerco donde "choque" y se "desintegre" todo aquello que no sirva a nuestro rol docente y nuestra función educadora.

Si nos detenemos ante presiones, demandas injustificadas y avasallamientos improcedentes nos paralizamos y nuestro crecimiento se detiene desdibujando la búsqueda de nuestros verdaderos, claros y precisos objetivos que quisiera resaltar una vez más: la transmisión de saberes, y el desarrollo de actitudes y valores, fundamentales para vivir en sociedad.

A quienes tienen en sus manos la posibilidad de un cambio en el sistema educativo, me gustaría recordarles unas palabras de Mahatma Gandhi: "Como somos tan pobres, no podemos darnos el lujo de no invertir en educación" . Maestras, maestros, ¡espero hayan pasado un Feliz Día!

 

 

Margarita Tocco, DNI 6.691.379

Directora escuela Nº 125

Neuquén



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