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"Su vínculo con cada paciente es para toda la vida"

Carta abierta al doctor Carlos Luis Ledesma.

Nunca supimos que en la facultad de Medicina alguien enseñara a los estudiantes a hablar con un enfermo o con los parientes asustados; a mirar a los ojos al enfermo y entrar en su mundo... y es sin embargo lo que la mayoría de sus pacientes nos hemos preguntado muchas veces al tenerlo frente a nosotros, ¿a él quién le enseñó?

Emerge en cada situación el médico que sabe relacionarse humanamente con su paciente, con gran pasión por el propio trabajo armonizándolo con el más alto profesionalismo técnico, sin duda alguna tener fe no le cambiará los resultados terapéuticos ni su habilidad como médico, pero le ha dado y le da los principios, lo ha ayudado y lo ayuda a interpretar la vida, el trabajo, el sufrimiento, la muerte, dándole orientación y demostrándole todo como un fin más vasto en el que se ha sentido seguro. Su fe ha sido un recurso para no rendirse, para tener a Dios consigo en los momentos difíciles y fatigosos de su vida.

Nos ha demostrado paso a paso que su vínculo con cada uno de sus pacientes es algo para toda la vida... que cada operación no es sólo un éxito técnico, un saber hacer una cosa compleja, sino que su fin último de su acto como médico se proyecta hacia ese ser humano tan especial para usted, que es su paciente.

Su diálogo, su empatía, su calidad como ser humano... ese pasar del tiempo con el enfermo, relacionarse como persona con él, viendo tal tiempo como un recurso, una inversión a nivel humano y no como pérdida de tiempo. El ser un médico humano, el mantener durante 40 años por sobre todo una labor con los valores originarios de la Medicina y de la misión de ser médico... humanización de la Medicina... ha sido el motivo que lo ha llevado a poder mantener a través del tiempo sus ideales sin que se marchiten, en una carrera elegida por vocación.

No tocamos de oído, lo hemos visto con pacientes curados, ayudados, acompañados humanamente, su trato con colegas, enfermeros, secretarias, gente del sanatorio, estudiantes, a los que con gran entusiasmo les permitía compartir sus prácticas, comunicar a ellos las destrezas y técnicas alcanzadas con esfuerzos... esto en realidad merece un capítulo aparte y tal vez contado por los mismos chicos como algunos lo hicieron brevemente en la sala de espera... y nosotros sacamos nuestras propias conclusiones... tiene la capacidad para re-encantar al alumno, para motivarlo... algo fue decisivo en su relación con ellos y no estuvo en lo que les dijo sino en lo que no dijo, y, sobre todo, en lo que es.

A esto se le llama unidad de vida. Irradia lo que es y allí está su ascendencia sobre los alumnos, su unidad y congruencia entre lo que dice, hace y es, y el ser referente no sólo de conocimientos sino de humanidad, ser sabio y compasivo ante el dolor del paciente, entendieron que nada de lo que hagan en servicio de los demás se pierde y que en la medida que estén enamorados de su trabajo irradiarán una alegría en su accionar, que deben comprometerse, involucrarse dando trascendencia a lo que hacen, reaccionar vitalmente, porque lo que les interesa y los afecta, los ilumina y los remueve, de alguna manera.

Es así, sabemos que todo lo suyo no es el fruto de pensamientos elaborados teóricamente, sino de un cirujano formado sobre la base de un buen médico, de un hombre que ha adquirido una sólida formación en las ciencias médico biológicas, que son fundamentales para el conocimiento del hombre, de las enfermedades, del modo que ellas actúan y de la clínica general, fiel a su identidad como médico, viviendo los ideales más puros de la Medicina en experiencias seguramente inolvidables, como la del robot en el Congreso Internacional de Cirugía en Buenos Aires, su asistencia al mismo todos los años, nos demuestra su grado de responsabilidad frente a sus pacientes, adquiriendo nuevos conocimientos que le permiten entender los cambios y novedades que se van produciendo con el avance de la ciencia médica.

Es difícil juntar a todos sus pacientes, sabemos que son más de mil. Por haber hablado con ellos en distintas ocasiones, no tenemos dudas de que comparten lo expresado en esta carta y más aún, que tendrían un montón de anécdotas positivas para agregarle, como el caso de su paciente que vive en Bariloche.

Gracias querido "doc" Carlos Luis Ledesma por sus 40 años como médico en este pequeño rincón de la Patagonia de la provincia de Río Negro, que es Viedma. Gracias en nuestro nombre y en el de todos sus pacientes de la Comarca, de Villa Marítima El Cóndor, de General Conesa, San Antonio Oeste, Guardia Mitre, Valcheta, Bariloche, Los Menucos, Jacobacci, Sierra Grande, Maquinchao, Sierra Colorada, General Eustaquio Frías y de la zona.

 

María Cristina Abbondi

DNI 5.763.623

y siguen más de 70 firmas

Villa Marítima El Cóndor



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