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"No te des por vencido ni aun vencido"

Ánimo y más ganas porque no todo está perdido. Felices Bodas de Plata comerciales queridos amigos y caracterizados vecinos de General Fernández Oro, Juan y Alejandro Cocci. Hace pocos días, el 23 de agosto, para quienes tenemos memoria, en el calendario de los recuerdos de nuestra querida ciudad está registrada esa fecha (23/8/1983) como muy importante para los habitantes de la misma.

Ese día, del año que retornábamos a la democracia, dio a luz un emprendimiento comercial de carácter privado muy importante, único en su especie y largamente anhelado por la comunidad, dado que no existía en el ejido y fue una "estación de servicio" para expendio de combustibles, lubricantes y otros. Dicha empresa, pergeñada por dos hermanos, orenses de nacimiento, Juan y Alejandro, hijos de una tradicional y respetada familia de inmigrantes italianos, cristalizaron, producto del tesón, esmero y gran sacrificio, un servicio indispensable para nuestra localidad.

Con el transcurrir del tiempo, la misma fue consolidándose sobre los pilares básicos fundamentales de la cultura del trabajo y un correcto accionar comercial; todo un ejemplo, pero en esta sociedad cuya tendencia es la fácil y estar a la sombra de algún poder, no sirve para subsistir. No estuvieron ajenos a los avatares económicos que en distintas épocas este bendito país presentó; los mismos, uno por uno, fueron sorteados por estos empedernidos luchadores, dignos comerciantes, con fe y esperanza a ultranza de un cambio futuro. Y el cambio llegó; hace dos años y medio, con chicanas propias del poder concentrador nacional, le comunicaron que en determinada fecha no le entregaban más combustible porque habían decidido, por razones que no comparto porque hay casos y casos, que en todo el país debían desaparecer cerca de 1.500 estaciones, cosa que se ha concretado conforme uno ve día a día. Hoy están funcionando en una lenta agonía, resistiendo de pie, aguantando por no dejar a los trabajadores en la calle y negándose a aceptar una injusta imposición que deja, de producirse el cierre definitivo, desamparada a nuestra ciudad. Y aquí es donde, con profunda preocupación, hago varias preguntas que hasta la fecha no han tenido respuesta:

¿Por qué las grandes petroleras nacionales, incluido el estado, disponen muy alegremente sin evaluar previamente la característica de General Fernández Oro, produciendo el corte de un suministro vital para sus vecinos? Si bien esta empresa es particular por ser la única en su especie, su prestación, entiendo, pasa a ser un servicio público, ¿entonces por qué no se la preserva como corresponde?

De cerrarse, como todo indica, ¿por qué nos castigan a los orenses a tener que trasladarnos a otra localidad a proveernos de combustible? Pareciera, para algunos funcionarios de turno, que somos una ciudad fantasma, entonces en este lugar, ¿no hay chacareros, industrias, municipio, entidades públicas, taxis, transportes, usuarios particulares, etc. que requieran de la provisión? ¿Por qué la apatía y silencio cómplice de quienes tienen la responsabilidad de denunciar este atropello y peticionar una solución acorde (no hago diferencia alguna entre autoridades, funcionarios y legisladores provinciales, diputados y senadores nacionales, etc.); y aquí, nobleza obliga, por ser una excepción, agradezco la preocupación demostrada y la imposición de gestiones a los ex diputados provinciales Francisco Castro y José Luis Rodríguez y al Dr. J. Malis de Defensa del Consumidor, sin solución a la fecha... ¿Y la apatía de nuestro pueblo; recuerden las cosas importantes que nos sacaron (otrora el banco, instituciones oficiales, la reparación histórica de las regalías, etc.)... y?

No quiero quedarme en la pregunta, propongo por este medio alguna posible solución, y es la intermediación de un apreciado amigo, el Dr. Miguel Saiz, para que a través de sus buenos oficios interponga un fuerte reclamo a las autoridades nacionales pertinentes (Enarsa) para que brinden una solución al respecto. Otra, de funcionar la programada destilería de Río Negro, se viabilice una solución por ese medio. A nuestros convecinos, Juan y Alejandro, más fuerza y esperanza que nunca. A los Orenses, a ponerse de pie para reclamar lo que legítimamente nos corresponde.

 

Profesor José María Córdoba, LE 8.215.183

Gral. Fernández Oro



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