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"Ni apartheid ni fanatismo: contra el humo de tabaco por el bien de todos"

Leí con atención la carta de lectores que resiste la ordenanza que busca generar en San Martín de los Andes espacios libres de humo de tabaco. Se argumenta que las políticas de restricción son similares a la discriminación que ocurría hacia los individuos de raza negra en Sudáfrica hasta la década del '90, y que los extranjeros que visiten la ciudad no entenderán las restricciones del consumo de esta sustancia en hoteles, bares y restaurantes pasando por la aceptación implícita de "tabaquerías", entre otros.

Como profesional de la salud, abocado a los problemas respiratorios que causa el consumo de tabaco, debo anticipar que estoy en todo de acuerdo con las políticas públicas que apuntan a generar espacios libres de humo de tabaco, como así de otros contaminantes aéreos, pero rechazo el concepto de discriminación, confrontación o desconocer los fumadores. Por lo dicho creo oportuno expresar la visión que compartimos quienes trabajamos en el tema

Las acciones para generar espacios 100% libres de humo de tabaco apuntan a beneficiar a toda la población, porque el respirar aire puro o libre de contaminantes es un derecho inalienable de todo ser vivo y por ende también de la raza humana, más allá de cualquier otra condición (raza, género, religión, nivel socioeconómico, consumo de sustancias, etc.) y está reconocido como tal en el primer tratado internacional de salud pública: el Convenio Marco de lucha contra el tabaco.

El tabaquismo es la primera causa de muerte prevenible y la Organización Mundial de la Salud considera que es la mayor epidemia del siglo al ocasionar múltiples enfermedades respiratorias, cardiovasculares y tumorales con las consecuentes secuelas y muertes, con elevados costos para la sociedad por el tratamiento de las enfermedades y las pérdidas por discapacidad y muertes prematuras. El consumo de tabaco está condicionado por la adicción a uno de sus componentes, la nicotina, y los consumidores al saber que tienen dificultades en abstenerse de consumir apoyan y argumentan para mantener el "status quo" de fumar sin restricciones en espacios públicos, apoyados por las tabacaleras, empresas y comerciantes que perciben las medidas como un riesgo para sus intereses económicos.

El humo de tabaco ambiental, es decir el que respiramos al permanecer en ámbitos donde se consume tabaco, es causal de similares consecuencias que el acto de fumar, aunque en menor magnitud, y afecta a todos, a los fumadores mientras no consumen tabaco y a terceros que con frecuencia no tienen opción o poder de decisión en el problema. El Estado tiene la obligación de proteger a la sociedad en su conjunto, pero en particular a aquellos en condición de vulnerabilidad como niños, embarazadas y trabajadores, estos últimos porque deben ganar su salario en un ambiente laboral sin riesgos. De aquí el principal argumento contra bares, restaurantes, hoteles y "tabaquerías" o "clubes" para fumadores. ¿Es legal, ético y moral que un trabajador sea contratado para servir a los "clientes" de su patrón y que ello le exija exponerse necesariamente a un ambiente con contaminantes que causan enfermedad y muerte?

Los Estados de los países de avanzada legislan pensando en la protección de la salud pública por sobre los intereses comerciales o particulares, y en todos ellos se han adoptado las restricciones completas para el humo de tabaco en los espacios públicos cerrados, reconocidos como ambientes 100% libres de tabaco, similar en todo a la medida que asumen en vuestra Ordenanza, léase EE.UU, Irlanda, Inglaterra, Italia, Holanda, Suecia, Noruega, Finlandia, etc. Contrariamente al argumento del lector, los habitantes de estos países que nos visitan se asombran de la tolerancia al consumo en espacios públicos cerrados. Las experiencias de leyes provinciales en Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Ciudad de Buenos Aires y numerosas ciudades del país, entre ellas Neuquén capital, confirman el apoyo que reciben estas acciones por la sociedad y sus visitantes. La ley provincial 2.572, sancionada en diciembre de 2007, apunta en el mismo sentido y se reclama un accionar coherente de los municipios.

Entre los beneficios de estas reglamentaciones se destaca no sólo el beneficio de los espacios libres de humo sobre la salud, sino también aumento en el consumo de alimentos y bebidas, menores gastos por limpieza y seguros, mejoras de la productividad y relaciones laborales y una disminución del consumo de tabaco en los fumadores y que no pocos de ellos deciden dejar de fumar. Por suerte en nuestra provincia también existen iniciativas que ofrecen tratamiento para los fumadores que quieren intentar dejarlo.

Ojalá que en el próximo contacto nuestro lector Pablo pueda percibir que no lo discriminan sino que lo protegen, que su condición de consumo puede cambiar y quizás pueda soñar entonces con intentar correr una maratón.

 

Prof. Dr. Gustavo E. Zabert

DNI 13.047.676

Presidente Asociación Argentina de Medicina Respiratoria

Ciudad Autónoma de Buenos Aires



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