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"En el marco de la legitimidad"

En el marco de la legitimidad me pregunto ¿qué más?, ¿qué más nos hace falta para que empecemos a mirar con los ojos bien abiertos y escuchar con los oídos bien destapados?, ¿qué más será necesario para perder esta mirada inocente que aún queda en algunos rostros mientras pisotean día a día sus derechos?

Me convocan estas letras a referirme a los trabajadores que día a día vendemos nuestra fuerza de trabajo en el mercado laboral.

Trabajadores que nos enfrentamos en la lucha cotidiana de tener que satisfacer nuestras necesidades de salud, educación, vivienda, alimentación..., en fin, intentamos subsistir, al igual que el resto de nuestra clase social.

Hoy en nombre de los trabajadores de promoción familiar me siento en la legítima obligación de manifestar el descontento y la angustia que me generan las condiciones de trabajo que se nos plantean en el marco del estado. Un estado que consideramos que permanentemente establece diferencias entre los trabajadores a través de sus diversas modalidades de contratación.

Hoy sólo se puede ingresar a promoción familiar a través de una beca. El becado o becada no cuenta con ningún tipo de derecho, no se encuentra enmarcado en ningún tipo de ley. Entonces, ¿podemos hablar de trabajo, cómo podemos los trabajadores que estamos a cargo llevar adelante programas dirigidos a la niñez, adolescencia y familia, sostener y promulgar una ley de protección integral si ni siquiera se respetan nuestros derechos como tales?

Existe también como modalidad de contratación el decreto 115 y contrato de locación. El decreto 115 pareciera ser un número más, entre tantos, que no viene más que a marcar la desigualdad entre los trabajadores.

El modo en que hoy están planteadas estas becas o decretos, al igual que los programas, de los cuales nosotros somos "cara visible", me lleva a preguntarme: ¿serán simples invenciones?, ¿serán una atención a verdaderas necesidades o una inversión? o ¿son sólo vacíos que colaboran a profundizar la desigualdad y la pobreza?

Por último surgen varios interrogantes acerca de lo legal y lo legítimo: sabemos que lo legal es lo que regula la vida cotidiana, define lo permitido y lo no permitido. Pero ¿qué sucede en la ley, hay legitimidad o sólo hay legalidad? Resulta que en la ley no hay por necesidad legitimidad lo que hay es legalidad. ¿De qué nos sirve llenarnos de tanta legalidad si no logramos siquiera un poco de legitimidad?

Considero que la clave de los cambios está en la práctica, en la acción transformadora, no en la mirada de espectadores pasivos ni en la cómoda contemplación de como son hoy las cosas.

 

Viviana Stuardo, DNI 27.505.300

Cipolletti



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