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"Álvarez Guerrero no concebía la práctica política divorciada de una ética social"

Conocí a Osvaldo Álvarez Guerrero en el año 1984, durante el primer congreso nacional de la Franja Morada en la reciente recuperada democracia, en la ciudad de La Plata.

El "Flaco" Osvaldo, como lo llamábamos, fue uno de los mayores dirigentes que mantuvo a lo largo de su activa militancia una actitud consecuente entre la teoría y la práctica. Que en una sociedad normal debería ser así, pero en la nuestra y especialmente en los años de la "nueva etapa democrática" constituía, y aún lo constituye, una "rara avis" .

Su primer escrito que leí fue "Política y ética social - Yrigoyen y el Krausismo. Orígenes ideológicos de la UCR" (Editorial de la Patagonia - 1983), y fue el ensayo que me atrajo a su pensamiento, aun sin conocerlo personalmente. En él planteaba: "Estas notas no quieren ser, pues, una síntesis reconstructiva, más o menos erudita, de los orígenes y las circunstancias propicias para que esos orígenes fructificaran de tan complejo modo, del pensamiento y la acción yrigoyenianos. Pretenden también constituir una recreación de sus posibilidades regeneradoras, en una Argentina decadente y desorientada. Según nuestro criterio es válido replantearse la actualidad (y en todo caso, la viabilidad de una revitalización) de las premisas de lo que podría llamarse la "filosofía radical". Esa validez se basa en la convicción de que las posibilidades de esos esquemas políticos son suficientemente ricos, y que es útil despertar sus potencias de fermentación hacia nuevas y fructíferas conclusiones. Por eso, este trabajo no se limita al estudio de un momento de la historia de las ideas políticas en la Argentina, rastreando las influencias recibidas, y buscará, por lo expuesto (y muchas veces implícitos) en los escritos y la praxis política de Hipólito Yrigoyen, en toda su influyente y compleja actuación, en vida y aun después de ella."

Álvarez Guerrero no concebía la práctica política divorciada de una ética social, y nos decía: "Toda acción política conlleva la conciencia ética, esto es, la idea de lo que es bueno socialmente, e implícitamente el conocimiento de la justicia social. Una doctrina política, derivada de este tipo de búsqueda filosófica, impone, naturalmente, valoraciones; es decir, parte de una escala axiológica determinada, fundada en una filosofía social y no precisamente en una ciencia social. Esta fundamentación axiológica de la filosofía social, derivando lo científico a un segundo plano (que aunque importante, es siempre secundario) diferencia al ideario radical de cualquier otra corriente política positivista neopositivista...".

Política, ética, justicia social y libertad, esta última entendida "como ausencia de coacciones internas y externas, es uno de los fundamentos de la moralidad social. Esta libertad se regula y controla a través de la razón, que es individual, pero que sólo puede ejercerse comunitariamente. La libertad sólo es tal, en la medida que constituya un ejercicio concreto de la racionalidad.". Estos conceptos guiaron su pensamiento y acción.

Con Álvarez Guerrero se va un gran forjador de la doctrina radical de los últimos 25 años, aportando su visión crítica y actualizadora del pensamiento y acción de Hipólito Yrigoyen y Moisés Lebensohn (En 1991 publicó "Las máscaras del poder. Lebensohn y Cooke" - Centro Editor de América Latina), entre otros, permitiendo así que las nuevas generaciones tomásemos contacto con ellos a través de sus ideas y práctica política.

Sólo conociendo la historia real (no la oficial de los ganadores) podemos incorporarnos activamente al proceso histórico desde una posición crítica que nos permita desarrollar una militancia transformadora para reconstruir la sociedad sobre los pilares de la libertad, la democracia, la ética social y la justicia. Mi más profundo y sincero homenaje al correligionario Osvaldo Álvarez Guerrero.

 

Edgardo Roberto Arca, DNI 12.820.329

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