El 25 de julio por razones familiares visité el cementerio de Jacobacci. La representación de un lugar que tanto espiritualmente como desde las condiciones materiales debería generar una sensación de paz sólo quedó en mi imaginación y ante mis ojos apareció un predio abandonado, la antítesis de la organización y el planeamiento. La falta de blanqueamiento del predio, las escasas veredas rotas y las tumbas sin señalización son sólo algunos ejemplos que evidencian la falta de respeto hacia nuestros seres queridos.

No busco responsables directos; tengo la certeza de que la culpa de este total abandono compete tanto a los familiares como a las autoridades de la zona. Sólo invito a repensar si éstas son las condiciones en las que debería estar un lugar que, como éste, está vinculado con los afectos, las creencias y las tradiciones de la comunidad en general.

Muchos autores -entre ellos el colombiano Gabriel García Márquez- destacan la importancia de los rituales y de los lugares que "guardan" a nuestros muertos porque de alguna manera nos unen al lugar donde están enterrados. Ahora, un cementerio en tales condiciones, ¿propicia esta pertenencia y nos asegura que aquellos seres que amamos descansen en paz?

Osvaldo O. Campos, DNI 14.295.825 - San Antonio Oeste