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"Roca no sólo fue la Conquista al Desierto"

Está en pleno desarrollo e in crescendo la desvalorización y desacreditación de la figura de Julio Argentino Roca. Sus detractores esgrimen unívocamente el argumento de que fue un "genocida". Por una cuestión cuantitativa, no cualitativa, de voces que se sumen en consonancia con ese estribillo es posible que en el mediano plazo logren llevar algo de agua a sus molinos.

Pero cuestionar a Roca con ese único argumento es simplemente desconocer la historia. Roca no sólo fue la Conquista al Desierto; fue eso y mucho más. Pueden todos aquellos que tengan la sana intención de descubrir cómo se fue construyendo esta nación leer, analizar y estudiar el derrotero de las distintas generaciones pretéritas, aquellas que ladrillo a ladrillo fueron pergeñando lo que nosotros heredamos como país.

En la medida en que se vayan introduciendo y el asnamiento vaya dejando lugar al conocimiento, verán con asombro que uno de los prohombres de nuestra querida Argentina fue, precisamente, ese a quien hoy lanzan negligentemente epítetos difamadores. Puede triunfar la ignorancia, porque para triunfar simplemente hacen falta voluntades, pero no estarán haciendo justicia. Y un triunfo sin justicia es un manantial de agua contaminada.

La historia no se debe juzgar, la historia sólo puede ser conocida con el objeto de cultivarnos e instruirnos intelectualmente. La potestad de juzgar los actos humanos recae en los contemporáneos; nosotros podemos y debemos juzgar a quienes hoy están haciendo la historia de nuestra nación, pero no podrán dentro de cien años las futuras generaciones juzgar a nuestros políticos, militares, científicos o religiosos.

Hoy sabemos por qué nuestros contemporáneos hacen lo que hacen y también, para qué y cómo. El poder hacer significa que sortearon los escollos que se fueron presentando y que tuvieron la necesaria y suficiente cantidad de opinión favorable. Ningún hombre, ni en el pasado, ni en el presente ni en el futuro, piensa, decide y ejecuta individualmente. Miren la realidad actual y verificarán que detrás de una idea se encolumnan voluntades; luego se ejecuta lo que la mayoría cree conveniente para ese momento y esa circunstancia histórica, única e irrepetible.

Pueden eliminar todas las referencias visibles sobre Roca, llámense nombres de calles, plazas, esculturas, ciudades, monumentos, retratos en los billetes... pero no podrán eliminar la historia.

Cualquiera en un futuro sosegado y reflexivo encontrará cientos y miles de referencias que remiten ineludiblemente a la obra de Julio Argentino Roca, desde ser un militar que fue ganando los galones en el campo de batalla sin esquivar o eludir el frente de combate, porque en esa época los militares iban al frente de su tropa, hasta ser el general más joven que se registra en la historia militar argentina. Precisamente, en el único momento en que no estuvo al frente fue en la campaña por la cual se lo acusa de genocida. ¡Qué flagrante contradicción!

Luego fue presidente de la Nación. Sus logros obran voluminosamente en bibliotecas públicas, al alcance de todos los que tengan deseos de conocer la historia. Al dejar la presidencia se mantuvo vinculado y activo frente a los aconteceres políticos y sociales que fueron sucediendo, hasta que el pueblo argentino lo posicionó nuevamente como el hombre que debía conducir por segunda vez el Poder Ejecutivo.

Ese "genocida" que participó durante cincuenta años de la vida pública colocando los ladrillos para consolidar esta nación que hoy disfrutamos es el que quieren destruir. El argumento para desprestigiar su obra es resultado de la ignorancia que engendra resentidos e incapaces. Los que lloran el pasado no ven cómo el presente se les escapa de las manos; medran en discursos populistas al amparo de la ignorancia, conquistando voluntades en la oscuridad de una noche sin luna, tapándose los ojos cuando el alba despunta los primeros rayos que germinan el conocimiento y fecundan la obra que llaga las manos y paspa los rostros.

Cultiven el descrédito y la ignorancia; cosecharán una sociedad confundida y sin el norte de principios y virtudes. Las generaciones imberbes que hoy verán caer los monumentos de Roca y luego seguirán con los de Sarmiento, Mitre, Avellaneda, Urquiza, Rosas, Villegas, Vintter y Fernández Oro contribuirán por placer a voltear los de Don Bosco, el padre Stefenelli, el cardenal Cagliero, Ceferino, la Virgen María y Jesucristo y levantarán los de Charly García, Maradona, el pirata Pantani, Piti y Elvis Presley.

Por último, si el argumento es una reivindicación de la mujer, ya que ninguna fémina ocupa los billetes, pues propongan que ocupe el de quinientos pesos, que a este ritmo inflacionario no tardará en aparecer.

 

Guillermo Enrique Presa, DNI 13.052.582

Roca



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