En oportunidad de realizarse la Feria del Libro en la ciudad de Buenos Aires, como tenía editado uno que reunía las condiciones que la Agencia Río Negro Cultura establecía en los avisos a través de los cuales invitaba a los escritores de la provincia a participar me dirigí a la delegación local para preguntar si allí se encargaban de enviarlos a Viedma. En ese momento la delegada me dijo que estaba enterada por el diario pero que no tenía información oficial y que me tendría que ocupar de mandar los libros por mi cuenta.

De esta forma, y gracias a amigos residentes en Viedma, remití mis libros para estar presente en la feria. Pero lamentablemente no fueron exhibidos o lo fueron mal, ya que gente que visitó el evento no los encontró y pudieron adquirirlos en el stand de la editorial De los Cuatro Vientos, que publicó mi obra.

Es desolador para quien con su propio esfuerzo editó un libro no encontrar en los estamentos gubernamentales la simple capacidad para mostrar lo que hacen los comprovincianos. No pedí subsidios ni me lo imprimió el FER; de acuerdo con la convocatoria, sólo deseaba ser parte y estar entre los escritores rionegrinos. Además, los comentarios que recibí del espacio no han sido los mejores pues Río Negro no contaba, como en años anteriores, con un espacio propio.

Lo sucedido no hace más que confirmar el poco interés en la cultura que existe, la poca importancia que se les da a los creativos y los miserables presupuestos con que se cuenta, a lo que se suma la ignorancia que hay en torno del tema.

Esto se agrava más cuando uno lee la invitación para participar del XV Salón Provincial de Artes Visuales 2008. Con el rimbombante título de "artes visuales" este salón está limitado a "pintura, dibujo y grabado". Es realmente inconcebible que se deje de lado y se discrimine a muchísimos artistas, ya que si se habla de "artes visuales" debería estar abierto a la participación en todas sus formas. ¿Qué respuesta les ofrecen a quienes hacen escultura, fotografía, performance, video-arte...? Les dirán que no hay dinero para el transporte y seguro de los trabajos, que no saben qué hacer con obras contemporáneas ya que no pueden reunir un jurado competente o simplemente que no existe un lugar para exhibirlas o que una vez adquiridas no saben dónde ponerlas. En fin, todo esto denota que limitándolo será más fácil, tendrán que hacer menos gestión y, por lo tanto, asumirán menos compromisos y tendrán menos trabajo.

Por otro lado, imagino a los artistas en la soledad de sus talleres creando durante horas y horas arduamente y pensando en alguna posibilidad de que sus obras sean vistas y que, ante la limitación, tendrán que esperar otro año u otros años a fin de poder exhibirlas. Realmente, ¿nadie piensa en el sacrificio que cada uno hace, en el dinero que se invierte y en la tarea que se realiza?

Es muy lamentable que a esta altura de los tiempos se siga hablando de la cultura sólo por la palabra en sí y se la desvalorice, cuando en otras latitudes la movida representa enormes ingresos, ya sea por la comercialización de las obras como por la generación del turismo cultural. Por otro lado, no se la tiene en cuenta para la contención y promoción de miles de jóvenes que en el arte encuentran una forma de expresión.

Sería muy inteligente que de una vez por todas dentro de los diferentes gobiernos los espacios de cultura estuvieran a cargo de profesionales idóneos y no de improvisados, que bien pueden gustar del arte pero que poco saben de la movida cultural en términos académicos. Pero más inteligente aún sería que los gobernantes no hicieran caso omiso de la cultura y le dieran el espacio y la importancia requeridos para asistir, de esa forma, a la salud mental, económica e intelectual de las comunidades.

Aurora Menéndez

DNI 2.785.361

Bariloche