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"Los precursores neuquinos" | ||
Hace pocos días se publicó que a la aeroestación de Zapala se le asignó el nombre de: "Vicecomodoro Mario Luis Olezza". No pretendo desmerecer los lauros que este militar se ha ganado como impulsor de la actividad aérea en la Antártida, pero por una cuestión de localismo creo que no debiéramos olvidar la acción de quienes en su momento fueron iniciadores de algo semejante en nuestra región. Los hechos nos demuestran casi cotidianamente que nosotros cultivamos una memoria de muy corto alcance y por ello prontamente olvidamos o dejamos de recordar lo ocurrido en otras épocas. Debo mencionar que fue el emprendedor y visionario gobernador del ex Territorio Nacional del Neuquén, Cnl. Carlos H. Rodríguez quien, tras obtener del Ministerio de Guerra la donación de dos aeroplanos "Curtiss Fledling" de 170 HP y 120 Km de velocidad, decidió implementar un servicio aéreo propio por considerarlo de vital ayuda para la acción gubernamental empeñada en asistir a los pobladores más distantes e interconectar por aire las principales localidades del interior con la capital. Previamente era necesario hacer un reconocimiento para localizar los lugares próximos a las poblaciones cuyas características podrían facilitar el aterrizaje de aeronaves. Esa tarea se la encomendó al comisario aviador Ramón Calderón quien, siguiendo sus indicaciones y poniendo a prueba su vasta experiencia como piloto e instructor, utilizando esos frágiles biplanos con los que se pretendía vencer los vientos y la geografía neuquina, con tesón e intrepidez, luego de varios intentos, el día 8 de octubre de 1936 efectuó su primer aterrizaje en Zapala, siendo recibido efusivamente por autoridades y pobladores quienes acudieron masivamente al lugar -supongo será la planicie donde hoy está el aeródromo- para ser testigos de semejante acontecimiento. Con anterioridad, en el mes de julio de ese año, el gobernador Rodríguez había ordenado que el comisario de Zapala convocara a los vecinos más caracterizados para conformar una comisión con el objeto de recolectar materiales para la construcción de un cobertizo o hangar en la base aérea que pretendía establecer allí para atender servicios de emergencia y de beneficio colectivo. Los años transcurrieron y paulatinamente se fueron habilitando aeródromos en el interior, mientras que el recuerdo de Ramón Calderón se desvaneció totalmente. Por la ley Nº 18.559 del año 1970 Calderón fue incluido en la nómina de "Precursores de la Aeronáutica Argentina" y el 12 de setiembre de 1973, al inaugurar el gobernador Felipe Sapag la Sala de Prensa del Aeropuerto Internacional del Neuquén le impuso a la misma el nombre "Ramón A. Calderón". Por su parte, el diario "Río Negro", en su edición de ese día, publicó un amplio artículo encabezándolo: "El Hombre que inauguró el Cielo", título más que preciso para reflejar la actuación de ese avezado aviador. Como acontece con casos análogos, el tiempo siguió conspirando y hoy Calderón no figura en ninguna parte, por eso aspiro a que esta breve recensión sirva para homenajear a un hombre sencillo y valeroso al que los neuquinos debiéramos tener más presente por ser el principal iniciador de la actividad aérea en la provincia. Tomás Heger Wagner, DNI 7.687.223 Neuquén |
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