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"La valija marrón"

Hace algo así como tres meses asistí... ¡atónito! a la noticia publicada en este prestigioso diario en la cual nos detallaba que una joven cordobesa juntó dinero con mucho esfuerzo y se llenó de ilusión al embarcarse en un vuelo rumbo a España, con el propósito de conocer al pequeño hijo de su hermano que había nacido por aquellos días en aquel país.

Todo estaba en orden: los documentos de migración, el pasaporte, la tarjeta de crédito y un pasaje de ida y fecha de vuelta... ¡sólo seis días!

Pero... ¡oh, sorpresa! Al llegar a Barcelona le informaron que no podía ingresar al país porque portaba insuficiente dinero para justificar su estadía. En vano fueron el llanto, los ruegos y la explicación de que sólo había viajado a conocer a su sobrino recién nacido, que se alojaría en la casa de su hermano y que el pasaje de vuelta tenía sólo seis días de vigencia y, por si fuera poco, no le permitieron abrazar a su hermano que la observaba a través de unos cristales,antes de que la condujeran a un hangar donde tomaría el vuelo de regreso.

¿Sentí vergüenza? ¡No! ¿Indignación? Tal vez ¿Asco? ¡Sí!... Porque estos españoles se olvidaron con profunda y llamativa amnesia de aquellos años en que miles de ellos huían del horror de las guerras y el hambre en Europa, del franquismo, del anarquismo etc. y llegaban al puerto de Buenos Aires con lo puesto y una valija de cartón marrón (¿se acuerdan?) llena de esperanzas, sin que nadie les exigiera nada para ingresar a esta tierra argentina donde encontraron paz y trabajo, donde educaron a sus hijos en colegios y universidades gratuitas, sin que jamás se levantara una voz de discriminación y/o diferencias, siempre cobijados por nuestra generosa Constitución nacional y por la majestuosa blanca y celeste que cobija a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Pero, señores... ¡me olvidaba de un detalle, claro! Esa Nación pertenece a la poderosa OTAN, sus gobiernos son genuflexos de EE. UU. y... nosotros sólo somos sudacas, servimos cuando hay algo para exprimir o llevarse... por eso, con la disculpa que se merecen algunos españoles residentes en nuestro país, es que les digo a sus autoridades que... ¡me dan asco!

 

José Assan, DNI 10.509.950

Plottier



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