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"El asesinato de Mor Roig"

A pesar de que cualquier crimen es repudiable, el cometido contra la persona del distinguido radical doctor Arturo Mor Roig el 15 de julio de 1974, hecho del que se cumplen ahora 34 años, no admite ningún atenuante ni justificativo. Y pese a la estatura moral y política del asesinado, son escasos y silenciosos los homenajes que se le rinden. ¿O acaso no se produjo nunca este crimen?

¿O acaso nunca se cantó: "¡Hoy, hoy, qué contento estoy, vivan los montoneros que mataron a Mor Roig!" ¿O acaso será necesario encubrir a los asesinos y a sus cómplices para que puedan seguir trepando a los más altos cargos de los tres poderes del Estado?

Negar el repudio a los asesinos del doctor Arturo Mor Roig es hacerse cómplice de los bárbaros que cometieron el crimen y de los que festejaban cantando chabacanos e insolentes estribillos.

Toda persona de bien debe repudiar un crimen. Pero éste no fue un crimen más. En este caso particular, se atentó contra quien representaba un elevado proyecto de convivencia democrática, sin ambiciones personales y con capacidad intelectual suficiente como para no necesitar jubilaciones de privilegio ni prebendas personales.

Quienes habían caído en la degradación moral al extremo de planificar fría y metódicamente la muerte de otro ser humano, no podían tolerar la existencia de un hombre con tan encumbrados valores morales.

Hoy, al escuchar el versolari y la mentira sistemática de los que mataron a Mor Roig y a otros de la misma calaña que aquéllos, los que llevamos apilados un montón de años sabemos que hubo otra historia, cuyas páginas parecen haber sido quemadas en la hoguera de la falsedad por los hijos putativos del odio. Pero es necesario reconstruir esas páginas para que las generaciones venideras conozcan toda la verdad y no sólo la mitad de ella, es decir, la que les conviene y la que propagan los responsables de la violencia inaudita de entonces.

De lo contrario, cualquiera que no haya escuchado las dos campanas pensará que un nuevo Herodes ordenó matar a nuevos "santos inocentes" y no que fue un gobierno constitucional el que ordenó aniquilar a la guerrilla terrorista.

 

 

Joaquín Bertrán

LE 5.433.822

Neuquén



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