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"Por qué perdimos esta batalla"

La ley que ratificaba las retenciones móviles fue derrotada en el Senado de la Nación porque se volcó en su contra un gran número de legisladores del oficialismo y, en particular, porque Julio Cobos traicionó el mandato de sus votantes.

Se trató de un triunfo de la oligarquía terrateniente argentina que logró -al igual que tantas veces en los últimos 150 años- defender con éxito su enorme renta e impedir su redistribución en camino de un país mejor para todos y todas. Contó para ello con el apoyo de otros sectores económicos concentrados, de la derecha política, religiosa y mediática; del gobierno y de la Embajada norteamericana y también de sectores progresistas que una vez más confundieron sus propios intereses y los de la Nación con los de sus enemigos. Nunca se deben subestimar el poder de las minorías pudientes de nuestro país ni su capacidad de conmover los proyectos nacionales, de confundir a amplios sectores de nuestro pueblo o de llevarse tras de sí a quienes deberían estar en su contra.

No obstante -justo es decirlo- no ha sido sólo por los aciertos de nuestros enemigos que hemos perdido esta batalla: también jugaron allí nuestros errores.

Nosotros, el campo nacional y popular, por larguísima experiencia propia y de nuestros hermanos latinoamericanos, ya sabíamos que la pelea por transformar nuestra Nación en un sentido de progreso iba a ser durísima. Por lo tanto, si la íbamos a librar -y en esto hay que reconocer la decisión de hacerlo por parte de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner- había que tener una estrategia integral para ello, estrategia que debía contar como columna vertebral con políticas de Estado que consolidaran el apoyo de las mayorías y el despliegue de la batalla de ideas en el seno de la sociedad y promovieran la participación, organización y movilización popular. Al mismo tiempo, realizar una correcta elección de nuestros aliados y tener claridad respecto de quienes no lo son, sin por ello perder amplitud ni flexibilidad.

Hubo en ese sentido -y sin negar méritos innegables- fallas muy importantes en estos cinco años; entre otras cosas, no se avanzó más decididamente sobre rentas como la petrolera, la minera y la financiera para permitir una mayor y mejor redistribución de la riqueza y, en concreto, en el campo faltó una política para los pequeños y medianos productores. No se dio más extendidamente el debate con las arraigadas ideas sembradas por el neoliberalismo ni se democratizaron, para facilitarlo, los medios masivos de comunicación dominados por él. Tampoco se promovió en mayor medida desde el gobierno el imprescindible protagonismo del pueblo.

Pero probablemente donde mayor debilidad se tuvo fue en una construcción política que sostuviera sólidamente nuestro proyecto nacional. La falta de convicción para avanzar en un nuevo armado transversal luego de derrotar al duhaldismo en los comicios del 2005, el traer luego a connotados dirigentes de esa corriente y ponerlos como destacados representantes nuestros, la formalidad de la Concertación Plural y, finalmente, la decisión de poner al justicialismo como el partido de gobierno fueron pasos sucesivos que en los hechos debilitaron nuestra fuerza política y el apoyo en la sociedad.

Todo esto se manifestó ahora, sin lugar a dudas, en la confrontación por la renta agraria. La firmeza del gobierno no se correspondió con la conducta de una parte no menor del PJ que se pasó a la oposición.

Hemos sufrido una derrota pero no ha sido derrotado nuestro proyecto, si el gobierno no acepta las presiones de los que buscan que retroceda revalorizando el peso, por ejemplo, y con el mismo coraje que enfrentó a los grandes intereses sojeros extiende y profundiza medidas progresistas como los aumentos de salarios, la movilidad de las jubilaciones, una asignación universal por hijo, el control de precios y una reforma impositiva que grave más a los que más tienen. Si promueve y fortalece el debate de ideas y la participación activa de nuestro pueblo en la transformación del país, se le otorga la personería a la CTA y no cierra sobre el justicialismo su sostén político sino que lo abre seriamente a otras fuerzas populares, no va a poder la reacción detener nuestra marcha hacia una Argentina mejor. Si esas decisiones son las que se toman, allí estará nuestro movimiento como en estos cinco años, poniendo el hombro a esta patriada.

 

 

Jesús Escobar

DNI 22.044.721

Movimiento Libres del Sur (distrito Neuquén)



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