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"El real estado de la ganadería en Neuquén"

El 28 de julio se publicó en el diario Río Negro un artículo titulado: "En 15 años Neuquén triplicó sus cabezas de ganado", afirmación que considero incorrecta y creo necesario corregir.

Los datos de ese artículo toman como referencia el año 1992 "en base a un censo nacional que se actualiza todos los años". Cuando se refiere a los datos actuales no queda claro qué fuente de información y qué momento toma como punto de referencia al decir: "La estadística actual, elaborada a partir del censo nacional agropecuario del 2002, con sucesivas actualizaciones anuales en Neuquén". Los únicos Censos Nacionales Agropecuarios llevados a cabo en las últimas dos décadas corresponden a los años 1988 y 2002 y la importancia que tienen es que relevan información productiva abarcando todo el territorio de la provincia. A través de las Encuestas Nacionales Agropecuarias se puede ir monitoreando año a año la evolución de algunos indicadores como las existencias ganaderas. Una característica de estas encuestas es que se llevan a cabo sólo con algunos productores ubicados en distintas zonas de la provincia, por lo cual constituyen una muestra que se considera representativa sólo a nivel provincial. Dicha información permite tener tendencias de cómo evolucionan las producciones en los períodos entre censos, pero no aportan valores absolutos.

En base a los Censos Nacionales Agropecuarios de 1988 y 2002, publicados por el INDEC, se puede observar poca coincidencia con la información vertida en el artículo. En él se afirma que la existencia de caprinos pasó de 108.262 a 150.000 cabezas, en ovinos de 24.354 a 200.000 cabezas y en bovinos de 40.463 a 160.000. Según los datos censales, las existencias caprinas se ubicaban en 820.547 en 1988 (en ese momento la provincia con mayores existencias caprinas de Argentina) y se redujeron a 678.321 en el 2002. Neuquén históricamente se ha encontrado entre las de mayores existencias caprinas, ocupando en el 2002 el segundo lugar después de Santiago del Estero (706.668 cabezas), seguida por Mendoza (672.434 cabezas). Si actualmente tuviera 150.000 cabezas, se encontraría en niveles por debajo incluso de Río Negro, lo cual no condice con la realidad.

Las existencias ovinas pasaron de 460.976 cabezas en el año 1988 a 165.498 en el año 2002, lo cual implica una pérdida del 64%, mientras que el promedio de merma nacional fue del 44%. Neuquén estuvo para dicho período entre las mayores tasas negativas a nivel nacional, casi duplicando la tasa de retracción de Patagonia. La gran diferencia con el artículo no parece encontrarse principalmente en los valores actuales, aunque se presenten un poco elevados, sino en el valor de referencia. Si en el año 1992 Neuquén hubiese tenido poco más de 24.000 cabezas, se hubiera ubicado muy por debajo por ejemplo de provincias como Chaco, Santiago del Estero o Salta que tienen escasa tradición ovina en general.

Por último, las existencias bovinas se ubicaban en 173.466 cabezas en 1988, pasando a 146.337 en el año 2002. Nuevamente los valores actuales publicados en el artículo pueden considerarse correctos, pero es poco probable que en 1992 haya habido poco más de 40.000 cabezas (por ejemplo superando por escaso margen a Santa Cruz). Tomando un período desde 1895 a la fecha, las existencias bovinas del Neuquén siempre fluctuaron entre 125.000 (1970) y 195.000 cabezas.

La principal conclusión en el artículo fue el importante crecimiento de todos los sectores ganaderos de la provincia, entre los que se destacan fundamentalmente ovinos y bovinos. Si bien se puede coincidir en que existió una recuperación general del sector luego del 2001, y que en partes puede haber llevado a incrementar las existencias ganaderas, creo que las tasas de crecimiento presentadas en el artículo no condicen con la realidad. Incluso no explicitan que durante la década de los '90 la retracción ganadera fue generalizada en todo el país y Neuquén no fue la excepción. Por último, aún reconociendo un probable incremento acontecido en los últimos años, es importante remarcar que la crisis por sequía ocurrida durante el año 2007 afectó a casi todo el territorio provincial. Si bien aún no hay información certera, puede haber generado retracciones importantes.

Quiero destacar finalmente que los incrementos en la carga ganadera provincial no constituyen aisladamente indicadores concluyentes de que una actividad goza de buena salud. Es necesario que sean acompañados de otros indicadores: como la eficiencia productiva, económica e incluso del estado de los recursos naturales de los cuales depende.

 

Marcos H. Easdale,

DNI 27.172.155

Grupo de Sistemas de Producción, Economía y Sociología Rural - INTA - EEA Bariloche



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