Permítame expresar esta carta al Sr. gobernador, Jorge Sapag, para recordarle la concepción del Estado y decirle: "Que Estado, somos todos" y no unos pocos que se creen los poderosos de turno y que el consenso no tan sólo se construye para llegar al poder sino que también sirve para sostener a las instituciones, los funcionarios, las relaciones e interrelaciones, pero con la base del respeto a todos los seres humanos que nos encontramos en los diferentes entes del Estado.

Muchos de esos funcionarios sufren de miopía, pero lo nuestro no fue una utopía, hoy usted es gobernador y nosotros -que fuimos parte de ese patrimonio social- estamos apoyando y luchando.

Pero no tenemos por qué ser víctimas de maltratos o injusticias, más cuando esto viene de instituciones como la del Ministerio de Desarrollo Social.

Digo todo esto porque el día 13 de junio sufrimos agresiones verbales en el lugar de trabajo, en especial a mí se me acusó de algo injusto por parte de una psicóloga, hija de una de las directoras de la dirección general de ese ministerio.

Esto fue denunciado ante la policía y las autoridades correspondientes, también le entregué a uno de sus colaboradores personales en Casa de Gobierno una nota para usted. Ese día, en plena crisis de nervios y llanto, sólo recibí ayuda de unos compañeros de la privada del subsecretario, a quienes yo había pedido auxilio por el celular mientras esta profesional me agredía, luego me trajeron a mi casa y posteriormente fui asistida por un médico.

Pero todos los costos de ese hecho los estoy pagando yo; nadie se hizo cargo, ni el seguro de trabajo prevé esta contingencia. Todos los funcionarios, amurados en la sillita de la indiferencia, acompañaron esto con densos silencios, pero sin dialogar. Creo que ellos están confundidos porque el Ministerio de Desarrollo Social no es una empresa familiar donde nosotros debemos aguantar a los hijos malcriados de los funcionarios de turno. El "único privilegiado debería ser el usuario" de los recursos y servicios que brinda esta institución.

Señor gobernador, cabe hacerse un replanteo como Estado, promoviendo las buenas relaciones y acciones humanas en lo institucional y verificando cuáles son las funciones que cumplen algunos profesionales. Me pregunto: ¿qué pasó con la ética profesional? ¿con la psicología social?, ¿dónde están?

El desarrollo social de todo ser humano está en el respeto al prójimo y en las buenas relaciones, no en la hipocresía y las relaciones rotas e indiferentes. Sólo le pido, señor gobernador, que sensibilice las instituciones y humanice a sus funcionarios, bajo su mismo perfil de humanista, que siempre lo acompañó.

Debo mencionar y agradecer a todos los compañeros de trabajo que han estado presentes en todo momento, con mensajes de solidaridad, con palabras de aliento y que son los que realmente enaltecen la institución con su trabajo social.

María G. Barrio

DNI 11.901.220

Neuquén