El 22 de julio pasado, por tercera vez en menos de un mes, asaltaron el lavadero de autos ubicado en la calle J. B. Justo. En menos de un mes, también, destruyeron dos vidrieras de la heladería ubicada en avenida San Juan y Santa Fe. Desconozco, seguramente, una infinidad de casos más. Muchos dirán que son cerdos capitalistas forrados en papel moneda para los que una vidriera rota es una cosquillita. Sin embargo, nadie tiene derecho a juzgar de esa manera el esfuerzo que muchos de esos "cerdos" hicieron por conseguir lo que tienen, que hacen y seguirán haciendo por mantenerlo. Pero, sin intenciones de desmerecer el empeño de cada dueño por mantener en pie su negocio, no hago precisamente referencia a ellos ni a sus pérdidas.

Los protagonistas son otros. Los que se tienen que comer un pedazo de plomo gélido apoyado en la sien, un filo en el cuello, un golpe en el cuerpo, un "simple" insulto, un mal momento... por parte de desgraciados con resentimiento social, con incapacidad de desarrollar su crecimiento personal, eminencias del miserable acto del hurto que atentan contra su integridad física y psíquica, contra el esfuerzo de cada uno de ellos, que sí se ganan lo que tienen. Soy empleada de comercio ¡y tengo miedo!

¿Seguridad privada? ¡No! Tiene que ser pública.

Todos los días pasa algo, matan a alguien, otros pierden algo que con sangre, sudor y lágrimas ganaron. Diariamente"doña inseguridad" se da banquetes, se regocija en su salsa y es primicia siempre.

Los días que pasan acumulan semanas, meses y años de inseguridad. Ésta se ha hecho más vieja que la injusticia. En ese lavadero todavía no mataron a nadie. En esa heladería tampoco, ¿qué estamos esperando? ¿Otra primicia?

Andrea Roques

DNI 33.673.459

Neuquén