Me cuesta mucho ser objetiva y no hablar de sentimientos ante la atrocidad. No sólo porque la víctima del brutal ataque en Dorrego es una niña, no sólo porque es una persona ultrajada, sometida con brutalidad... es mi nena, mi sobrina, y uno siempre piensa que estas cosas les pasan a los otros.

O nos hemos quedado mudos o hemos salido a decir muchas estupideces del sentido común.

Creo que el episodio innombrable, indecible, indescriptible que tuvo que vivir mi sobrinita no es un caso aislado. No es obra de un enfermo solamente. Hubo un juez con nombre y apellido que dejó en libertad a un violador, a un tipo al que se le reconoció un modus operandi y se lo amparó. Se le preserva la identidad, la fotografía, en lugar de preservar a los miles, millones de niños, niñas, mujeres que estamos bajo amenaza porque no conocemos al violador que vive a la vuelta de nuestras casas.

Quiero el nombre del juez que lo dejó libre. No me alcanza con que no salga de la cárcel. Quiero el nombre y el rostro de los condenados por violación que están libres para que mis otros sobrinitos y mis hijos, todos, podamos saber por dónde no tenemos que pasar, de quiénes nos tenemos que cuidar.

La estadística muestra que los violadores no se regeneran, reinciden. La publicidad de sus datos es lo único que los puede frenar.

Espero realmente que el nombre y el sufrimiento de mi sobrina dejen de ser utilizados para alimentar el morbo popular y que se transformen en lucha, en una indignación que vea más allá de la venganza individual, que ponga el tema donde debe estar: en el cuestionamiento de un sistema de justicia que ampara a los victimarios, a los sometedores, y que sólo cuida sus propios privilegios colocándose por encima del resto de los ciudadanos.

No pongo expectativas en el gobierno de ningún signo político para esta tarea. Llamo a quienes se indignaron, a quienes hicieron llegar su solidaridad del modo que pudieron, a expresarse en las calles, en los medios. Que hechos como éste no pasen a ser parte naturalizada de la cotidianeidad.

Junto con Avivi y Madres del Dolor se está impulsando el tratamiento de la modificación de las leyes sobre violación. Para ello está circulando en todo el país el petitorio para lograr un registro único de datos y ADN de condenados por crímenes sexuales.

Impulsemos la campaña a nivel nacional.

Adriana Moyano

DNI 17.025.932

Neuquén