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"¿Y dónde está Javier?"

Esta pregunta forma parte de la historia de una metamorfosis política, que espero sirva para ir dándonos cuenta de quienes nos representan en esta democracia incompleta.

Javier de Urquiza, ahora ex secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación fue reemplazado, pero esto es sólo el disparador de esta reflexión.

Días atrás, cuando se trataba en la Cámara de Diputados de la Nación el tema de las retenciones, el diputado Arriaga, supuestamente, había acordado con el secretario saliente bajas en las retenciones sobre la fruticultura.

Ahora me pregunto, ¿habrá sido cierto? ¿No sabía el diputado Arriaga cuán endeble era la posición de De Urquiza para prometer semejante cosa?

Parece un sainete, lo tomo con humor porque creo que es la mejor manera de superar las contradicciones. ¿Crisis de representación? Puede que algo de eso haya, lo que sí es concreto es que poco a poco las circunstancias permiten que se develen las estrategias para mantenerse en el poder. Lo que me permite inferir que: o el diputado no acordó nada de lo dicho por los medios de comunicación o arregló otra cosa "para levantar la mano" que no se puede manifestar públicamente .

A veces, pequeños hechos dejan traslucir la esencia de una actitud política, como nos tiene acostumbrados este señor, que busca metamorfosearse con sus interlocutores de turno, sólo que esta vez la jugada le salió mal.

No es una cosa menor, la metamorfosis en términos políticos, veamos este caso particular:

El actual diputado, en tiempos en que ejerció por 2 períodos (1995-2003) la intendencia de Cipolletti, jamás oyó los reclamos de los fruticultores, mientras ellos hacían sus manifestaciones en las rutas. Ahora diputado, de repente y porque las circunstancias así lo requieren, cambió su posición y se reunió con ellos para prometerles... ¡nada!

Otro ejemplo que tiene que ver con su metamorfosis es su cambio de discurso, lo que bien considera Ulrich Beck que hay que poner en práctica, en su "Reinvención de la política...". En una ciudad con más de 80.000 habitantes, redujo su Poder Legislativo de 12 a 6 miembros. Obviamente, las discusiones parlamentarias se anularon (discusiones de las que ahora debería hacer gala como parlamentario), puesto que con tan pocos representantes la oposición era ínfima, casi muda. De esta manera logró anular un canal institucional para la deliberación de los habitantes de la ciudad.

Hoy se encuentra enrolado en el discurso participativo, al convocar al sector de la fruticultura para el diálogo; devenido dialoguista.

Las dos gestiones de Arriaga como intendente se consideraron exitosas, en términos de administración. Y conviene detenerse en la palabra gestión porque es clave en la operación ideológica neoliberal. Tomó en sus manos la "cosa pública" como si fuera el gerente de una empresa, la manejó con un sofisticado clientelismo y además lo aplaudieron.

También se destacó por considerar que las prácticas políticas las debían hacer los "profesionales", con un claro concepto elitista. No abundaré más -creo que esto es suficiente- para demostrar la cualidad de metamorfosis de este representante público.

Lo importante es que la ciudadanía vaya reconociendo estas transformaciones lentas, pero que luego pueden expresarse en las urnas, para ir mejorando esta democracia fragmentaria.

 

Luis Eduardo León,

DU 8.966.471

Viedma

E-mail: luisleon8500@gmail.com



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