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"Un modelo de distribución no puede sustentarse en el excedente"

Qué gran error político, nada inocente, terminar reconociendo que al hecho más importante de una gestión: "la redistribución de la riqueza" se le asignan los ajustes en los puntos porcentuales diferenciales fijados para determinados productos.

En primer lugar porque es un monto incierto y en segundo lugar porque sólo parece apuntar a repartir "los excedentes" de una medida muy discutida. Un modelo de distribución, que se dice, de tanta prioridad no debería ser sustentado en lo que se me cae del bolsillo.

Ni tampoco puede sustentarse en el mantenimiento del modelo de toma y daca, vení y aliate porque de lo contrario no tenés hospitales, casas para la gente ni caminos.

Un programa de tanta importancia, como el que se supone anunciado, parece insensato sustentarlo en lo que quizás, en una de esas, se recauda sólo en el caso en que los commodities alcancen montos suficientes...

Lamentabilísimo, ¡somos rehenes de la locura!

Lamentable... pensé que la distribución era cierta, que las necesidades del pueblo estaban por encima de las necesidades de poder.

Que el hambre, la salud y la vivienda no se negociaban ni se usaban para alinear voluntades

¡Qué pena!, yo la voté porque creí que el modelo era en serio de re-distribución, pero mi voto no era un cheque en blanco, ni una mente o voluntad en blanco...

¡Qué pena!... me equivoqué porque si de verdad la redistribución fuese el objetivo... el 35%, el total de las retenciones, ya debería estar yendo desde hace varios meses a financiar este plan.

No dar de lo que me sobre, no usar a los que menos tienen para concentrar poder.

No menospreciar al pueblo. No nos compramos plasmas... ¡ni comemos vidrio! No destruir el federalismo.

Porque... este poder asimétrico no construye sistemas abiertos, capaces de aprender, sustentados en las capacidades colectivas, atentos a las potencialidades globales, porque no se sustenta en las capacidades del conjunto. Este tipo de poder necesita súbditos expectantes para los que se convierte en condición necesaria de subsistencia en vez de en fuerza constructora del futuro común. Este tipo de poder hace del clientelismo, de la desinformación, de la falta de educación, de los tomes y dacas, su sustento.

Un poder que no busca el crecimiento del otro, la construcción de las habilidades del otro sino la propia expansión y apropiación de dominios individuales, de dominios vacíos de construcciones colectivas positivas.

Este tipo de poder requiere recursos y recursos libres de miradas cercanas, libres de análisis, de porqués éticos y sociales luego... silenciemos al Congreso. Este tipo de poder requiere sólo fondos sustentados en las reglas del mercado, me das-te doy, números vacíos de esencia que sólo demuestran en planillas de cálculo lo que el burócrata de turno quiere mostrar.

Este tipo de poder necesita aliados, sin preguntas profundas, sin cuentas sociales que rendir. Aliados capaces de ser hoy blancos, mañana negros, pero ser en función del poder a construir y no en función de la sociedad a servir.

Este modelo está lejos de considerar la fortaleza del conjunto e implica que los lazos de unión a través de los cuales deberían fluir las ideas, los fondos, el conocimiento y los recursos en general están defectuosos o no funcionan. Esta realidad, que es consecuencia de estas formas de construir, ejercer y prolongar poder, existe en las provincias, en el Congreso, en cada zona, en cada municipio y por lo tanto en el país todo, sea éste definido políticamente como central o federal.

¿No será necesario repensar si éste es el poder que requiere la era del conocimiento para poder aportar al real crecimiento de la Nación?

Una propuesta alternativa.

Si efectivamente se prioriza el programa y se espera hacer diferencia con él, no de caja ni de poder mísero sino de mejora en la calidad de vida de la población...

Dar hasta que duela.

El programa anunciado debería ser financiado con el 100 % de las retenciones al agro.

Y cuando duela, dar todavía más.

Establecer una distribución federal siguiendo porcentajes previamente establecidos por la coparticipación federal. Redefinir en casos que lo requieran una re-priorización estratégica que contemple un plus en esos porcentajes, en los casos de mayor necesidad y mayor pobreza.

Determinar en cada jurisdicción consejos regionales vinculantes con fuerte participación de ongs que garanticen la transparencia, profesionalismo y dirección de los recursos según los objetivos. Lo que más duele parece ser construir un poder diferente.

 

Dra. María Luz Martiarena, DNI 13.999.109

Bariloche



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