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"No podemos darle la espalda al dolor"

A toda la comunidad de Viedma, en especial a los habitantes del loteo Silva.

Con gran dolor hemos leído en varios medios acerca de la trágica noticia de la muerte de Emanuel y Daiana, dos chiquitos que hemos tenido la gracia de conocer; una verdadera fatalidad que nuevamente golpea a quienes más sufren las consecuencias de la falta de oportunidades.

La vida es el don más preciado que Dios nos puede regalar pero a veces, aunque escape a nuestra razón, también quedan demostradas nuestra fragilidad y nuestra miseria.

Estamos convencidos de que nuestro Padre, en su infinita bondad, no pretende el sufrimiento de quienes confiamos en Él, pero a veces nos resulta difícil comprenderlo. Sin embargo, no podemos más que gozar de la hermosa sensación de que ellos ya están jugando y corriendo en el cielo junto a otros chiquitos que ya nos han dejado.

Las casualidades de la vida también han querido que estos niños dejaran esta vida el Día del Padre, un domingo, cuando quizá muchos nos encontrábamos reunidos celebrando la eucaristía o en la mesa familiar, agasajando a nuestros papás.

Ahora es el momento en que, como cristianos, tenemos que actuar. Buscar explicaciones a lo sucedido puede llevarnos mucho tiempo y quizá nunca encontremos la respuesta que esperamos porque, sencillamente, no tiene explicación. Se trata de mirar hacia adelante, de acompañar a esa mamá que perdió su tesoro más valioso. No podemos darle la espalda al dolor; tenemos que enfrentarlo y no solos, sino como vecinos y, fundamentalmente, como cristianos.

A todos aquellos que viven en el loteo Silva queremos pedirles que no bajen los brazos y la sigan peleando. A lo largo de ya casi tres años de visitar esa comunidad los hemos sentido cada vez más cerca, y por esto estamos seguros de que pese a la desgracia podrán salir adelante.

"Salir adelante" implica defender los derechos que tenemos todas las personas, vivamos donde vivamos, y hacerlo con dignidad, con el ejemplo, con la constancia, con el trabajo y, por qué no, con la esperanza de un futuro distinto.

Una última cosa queremos pedirles a todos los que hayan sentido el impacto de esta tragedia: que recen. Cada vez que pasen por la esquina de la capilla San Juan Bautista del barrio, eleven una oración por Emanuel y Daiana y también por su mamá. Como comunidad misionera, volvemos a expresar nuestro pesar y nos unimos en la oración de todos, con afecto y cercanía.

 

P/Grupo Misionero Don Bosco,

Diego Donato

DNI 28.823.063

Bahía Blanca



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