El 9 de julio, al cumplirse 5 meses del trágico accidente en el que fui duramente golpeada, sufriendo lesiones que casi terminan con mi vida y por dejarme eternamente dolida por la pérdida de mi pareja Mario A. Mansilla, siento la obligación y la necesidad de expresarme.

Muchas sensaciones se instalaron en mí después de ese maldito día y apenas fui tomando conciencia del fin que tuvo nuestro viaje a Las Grutas, en el que sólo íbamos en busca de días tranquilos, en familia, a alejarnos del agobio de algunas situaciones y de la rutina.

Días de angustia, desolación, incertidumbre, ausencia inexplicable y dolor, ¡mucho dolor! continuó después de mi despertar en la clínica Juan XXIII.

Hoy un poco más recuperada de mis lesiones físicas, quiero decirle a toda la gente que tuvo y tiene que ver con que mi vida continúe, ¡gracias!, ¡eternamente gracias! a la familia Montoya - Laurin y al chofer de un camión y su acompañante niño, quienes nos socorrieron en el momento del accidente; al grupo médico que me recibió, en especial al Dr. Figueroa por su humanidad.

A mi familia (hermanos y sobrinos) y amigos, quienes con su lógica preocupación y temor permanecieron junto a mí en todo momento; a mis hermanas; a mi hermana Graciela, particularmente.

A aquellos que de donde estaban me mandaban fuerza; a la gente que se conmovió y se ocupó de mi querido Mario, a ellos ¡especialmente gracias!, por haber hecho lo que yo no pude. A los que contuvieron y acompañaron a mis hijos en distintos momentos, especialmente a la familia Curiqueo-Meliqueo.

Quiero, además, manifestar el orgullo del que, entre tanto dolor, me tiñeron mis hijos, que a pesar de su etapa adolescente mostraron entereza y madurez con lo vivido conmigo y en cómo supieron y saben sobrellevar el dolor por la pérdida de Mario, a quien llevaremos siempre en nuestros corazones.

A todos... de mi parte y también de mi querido Mario, porque desde donde esté así lo sentirá, una vez más ¡Gracias!

Marisa B. Núñez-DNI 17.140.128

Ingeniero Jacobacci