Tengo una amiga hace muchos años, 19 para ser precisa. Somos y pensamos muy diferente, sobre todo a la hora de las injusticias. Por mi parte participo (siempre que puedo) en marchas, cualquiera sea la razón. Creo profundamente en el derecho al reclamo por lo justo, sea con una marcha, con un corte de calle o como sea. Y acá está la diferencia más importante con mi amiga, a quien no nombro por respeto. Ella prefiere el silencio, esperar con paciencia, seguir con la vida, rezarle a Dios si alguien actúa equivocadamente para que lo guíe o perdone.

La respeto, la escucho y por primera vez decidí interceder sin su autorización pero sin dar su nombre. Ella, con muchísimo esfuerzo, después de 6 años se recibió de médica, con la esperanza de aportar su granito de arena a este mundo, siempre pensando en el prójimo y sobre todo en el que menos tiene, lo cual comparto.

Después de exámenes, viajes, gastos, etc., comenzó a trabajar en los hospitales de Neuquén capital y sí, grande fue la sorpresa, estos médicos que alguna vez apoyé con mi presencia en diferentes marchas son ahora los mismos que maltratan, insultan, denigran y menosprecian, entre muchos, a mi amiga, que recién comienza con esta profesión y como todos sus compañeros es maltratada todos los días. Yo no entiendo si el título de médico trae anexado algún poder psicológico implícito que les permita estar sobre estos jóvenes pisándoles la autoestima. ¿Será que pertenecen a otro mundo, que son superiores o algo por el estilo?

Escribo esta carta porque mi amiga jamás dirá nada y lo peor de todo es que le están quitando las ganas de ejercer esta profesión que tanto esfuerzo costó a ella y su familia.

Están acabando con los sueños de muchos jóvenes que eligieron por vocación ayudar al prójimo, brindar un servicio a la comunidad, con mucho esfuerzo, soportando las previsiones de la vida diaria, no sólo la responsabilidad de tener una vida en sus manos sino de vivir en un momento de la historia donde no se vive, se sobrevive. Yo los aplaudo, son valientes; podrían haber elegido cualquier otra carrera y sin embargo ahí están.

Lamentablemente mi amiga cree en la justicia divina. La respeto, pero yo creo que uno cosecha lo que siembra, que nadie tiene derecho a ejercer la violencia aunque ésta sea verbal. Así que, queridos médicos, sabrán bien a quiénes me refiero. ¿No pasaron alguna vez por esta situación? ¿Qué pasa? ¿Hay poco trabajo en los hospitales? ¿Se trata de eliminar la competencia?.

Nunca van a ser buenos médicos si no actúan con el prójimo con respeto. ¿O no tiene nada que ver con proteger la vida?

Paola Domínguez

DNI 92.784.063

Neuquén