Como continuación de la nota publicada el día domingo 8 de junio titulada: "¿Cuánto vale la audición de una niña?", quiero realizar algunas aclaraciones respecto del abuso, manoseo y menosprecio por la calidad de vida de los afiliados que efectúa la Obra Social ASE (Acción Social de Empresarios).

En primer lugar, la obra social se supone que vela por la salud y realiza una labor social, como su nombre lo indica. Sería bueno que se cumplieran estas metas mínimamente.

Quiero aclarar que existe un organismo estatal, APE -Atención de Programas Especiales- el cual les provee a las obras sociales subsidios para casos de alta complejidad.

Si la obra social recupera el dinero, entonces, ¿por qué hacen tanto problema para la cobertura del implante coclear que mi hija necesita para poder oír y consecuentemente desarrollar lenguaje? Sólo se trata de recaudar... no invertir en salud... y menos valorar los derechos de un niño.

ASE no respeta criterio médico. Ellos deciden cambiar de marca de implante coclear por una cuestión de costo y ningún médico de la obra social evaluó si el implante que ellos proveen es el adecuado o no para mi hija, teniendo en cuenta toda la adquisición de información y lenguaje que ha perdido durante estos casi dos años. Tampoco nos justificaron ni informaron el porqué de la modificación por ellos impuesta. De esta manera, no respetan a mi hija y su necesidad de oír y tener una calidad de vida mejor.

Cabe aclarar que mi hija posee certificado de discapacidad provisto por el Ministerio de Salud de la Nación.

¿Tiene derecho ASE? ¿Puede una obra social no tener en cuenta criterio médico? ¿Qué sucedería si la misma situación la viviera un familiar de los auditores? ¿Acaso al día siguiente no se resolvería?

No vamos a bajar los brazos. Continuaremos luchando y confiando en Dios en primer lugar. Sólo él hará justicia.

María Rosa Morelli, DNI 22.049.723

Neuquén