"Todos los que se han detenido son enemigos naturales de los que siguen andando" (J. Ingenieros).

Recurrir al uso de la prohibición como forma de gobernar o como manera de regular una comunidad, refleja el modo de pensar que impera en nuestros legisladores.

Un típico razonamiento conservador que expresa además, la poca calidad de los dirigentes; pero sobre todo, demuestra el temor de no poder resolver situaciones que superan su capacidad de entendimiento.

Pretender utilizar este instrumento como remedio a los males de la sociedad es por demás, un razonamiento muy limitado y escaso de fundamentos.

Cuando se examinan con detenimiento este tipo de medidas, utilizadas como forma de regulación, se descubre que en su mayoría están destinadas a tratar de controlar las conductas de los jóvenes. Es decir, apuntan a un sector concreto de la población, la juventud.

Consecuencia inmediata del uso de la prohibición es la reducción paulatina del ámbito de libertad de los jóvenes, se van acotando sus actos, recortando sus espacios, menguando sus posibilidades y estrechando sus esperanzas.

El Concejo Deliberante que regula el destino de los barilochenses apela cada vez más a esta herramienta como un intento para mantener el control sobre ciertas costumbres de sus jóvenes.

Incapaces de entender sus intereses, recurren a esta vía de impedimento sin prever las potenciales consecuencias que implica el estrechar la libertad.

Pensar que un enroque limitativo de horarios en la venta de alcohol o férreas restricciones en razón de la edad son la solución a un problema que es mucho mas grave, es tomar el camino más corto, es optar por un facilismo legislativo vacío de contenido y de debate.

Es ver la realidad como causa y no como consecuencia.

Desde esta limitada perspectiva del legislador barilochense, la idea de libertad se torna endeble, se diluye y se redefine desde la mediocridad, desde el temor, desde la desconfianza.

Este pensamiento imperante, cada vez más conservador, no es capaz de ofrecer alternativas, no plantea soluciones novedosas ante problemas que necesitan un mayor análisis, no logra percibir el futuro, se remite a lo que considera más práctico y fácil, la prohibición, desconociendo por otra parte, el carácter de agresividad que significa utilizar dicho instrumento como forma de gobernar.

El porvenir de los pueblos está en la libre iniciativa de sus jóvenes.

Pablo G. Silva, DNI 17.451.112

S. C. de Bariloche