El 7 de mayo se conmemoró el Día de la Minería y quiero recordar a mi abuelo Ricardo Goicoechea. Era un espíritu inquieto, un hombre lleno de entusiasmo y un incansable buscador de minerales.

No se formó en ninguna universidad, lo hizo a través de su propia experiencia, fue aprendiendo a conocer las piedras, su historia, a entender su lenguaje.

Le gustaba el campo, salir a encontrarse con los cerros, sentía pasión por esos lugares inhóspitos. Y estaba convencido de que era posible progresar, trabajando una cantera.

Cuando lo visitábamos, al terminar de almorzar invitaba: -¿vamos hasta la cantera? Era su mundo... y quería compartirlo. Cierro los ojos y me parece verlo con la barreta en la mano golpeando piedras para saber qué minerales había en ellas.

En su casa tenía una colección, que mostraba orgulloso a quienes lo visitaban.

Mi abuelo sabía del trabajo y el esfuerzo.

Piedra es sinónimo de sacrificio; para confirmarlo, alcanzaba con mirar sus manos. Manos curtidas por el frío, las mismas que extendía, apurado, para saludar... porque el abuelo también conocía el arte de vivir y de brindarse con el corazón abierto, de abrir las puertas de su casa para quien necesitara compañía y afecto y de ofrecer su amistad en forma desinteresada. Él era como las piedras.

Con su historia, deseo homenajear a los lajeros....

Marcela Direne

DNI 17.421.830

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