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"Que ninguno corra la suerte de Panchito"

Una respuesta a los papás del jardín Jacarandá.

Cuando alguien enuncia ser imparcial, pero sin embargo sale en defensa de un acto de irresponsabilidad, deja de ser imparcial para convertirse en cómplice, y sobre todo si trata de justificar lo sucedido con tanta liviandad.

Manifiestan un gran dolor por no tener un espacio dónde dejar a sus hijos y porque deberán atravesar la adaptación en otro lugar. Pero esto no es un dolor, sólo es una demanda doméstica.

Sin embargo, otros padecen el inmenso dolor de la pérdida de su hijo, éste es el verdadero dolor... los papás, los abuelos, los tíos y sobre todo esos seres iguales de indefensos que Francisquito, que comienzan sus vidas sabiendo que en el mundo que los rodea hay adultos que no cuidan y protegen a los más pequeños, que los olvidan, pero si de algo todos estamos seguros, es que ellos no podrán olvidar con esa misma facilidad a su primito.

Si hablan de manejarnos con prudencia, porque los comentarios existentes pueden ser falsos, ¿por qué no aplican este término para los responsables del jardín que son los que no lo fueron, prudentes, cuando abandonaron a su suerte a un indefenso, pero sano bebé? Entonces nos podemos preguntar, ¿qué no es cierto?, ¿que no lo cuidaron ni lo miraron por horas y que murió por abandono?, no sé a qué se refieren cuando nos dicen que seamos prudentes, si sabemos que todas estas preguntas tienen una sola respuesta, negligencia.

Hoy, la pérdida para estos padres, abuelos, tíos y primitos es irreparable, y nosotros los que tampoco encontramos respuestas lo único que nos queda por delante es ser solidario con aquellos que sí atraviesan por un camino interminable de verdadero dolor, y pedirles a estos otros papás que agradecen al jardín que si quieren sigan agradeciendo, pero no al jardín Jacarandá, sino a la divina providencia porque ninguno de sus hijos corrió la suerte de Panchito.

 

María Eva Simón

DNI 13.765.635

Cipolletti



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