Sí, una maldición cayó sobre nuestra ciudad, ésa se llama petróleo, que hará maldita nuestra tierra. Rasgará y cortará su piel, destruirá sus plantas, quitándole el hábitat a otros seres que viven con nosotros, también ensuciará nuestro río, matando sus peces, deteriorándolo todo. Maldiciendo el futuro de nuestros hijos.

Y ante esto, casi inevitable, me pregunto ¿qué podemos hacer mi vecino y yo?, ¿qué podemos hacer todos? ¿Nos interesa hacer algo o esta angustia que me ahoga por dentro es sólo mía? ¿Puedo estar tan conectado con esta tierra que sienta como si me estuvieran lastimando a mí mismo? ¿Piensan los padres sobre el futuro de sus y nuestros hijos, qué queremos dejarles, un título universitario, propiedades, buena educación, valores? Papá, mamá, ¿vas a hacer algo por tus hijos con respecto a este tema o vamos a dejar que otros sigan decidiendo por su futuro, escudándonos en quitarnos responsabilidades?

Siento una pena inmensa en mi alma, se está cometiendo un homicidio horroroso, desaprensivo y vil contra mi tierra, todos somos cómplices. La madre tierra gime de dolor, pide ayuda en silencio, sus aves se van para no volver, sus plantas desaparecen, el aire se envicia, la gente ya la olvidó, de esta tierra somos parte.

Y a todas esas preguntas y otras tantas que me surgen, no tengo respuestas sólo tengo respuesta a una, ¿podemos vivir sin petróleo? No, todavía no podemos, pero sí sé que podemos vivir sin el petróleo de Paso Córdoba y alrededores.

Gustavo García, DNI 22.139.827

Flavia Pereyra, DNI 25.948.378

Roca